martes, agosto 25, 2009

Crónicas Chuchetas CXXVIII: Sin tiempo.

Lectores queridos, la maternidad y yo somos una. Recién ayer vi mis correos, les agradezco a todos su guena onda, de verdad, pero el tiempo libre que tengo (con comillas eso de tiempo libre) lo uso para dormir, porque la verdad que ser mamá es la media pega. LA MEDIA PEGA.

Algún día, sin sueño y con mi hija sin libre demanda de pecho, les contaré la pulenta de los primeros días de ser mamá.

Nos leemos cuando tenga tiempo. Les cuento eso sí que mi gorda está hermosa y sana. Y que mi vida jamás será la misma, que suena a cliché pero es verdad.

Yao los vemos.

martes, agosto 18, 2009

Crónicas Chuchetas CXXVII: Continuación.

Mientras mi mamá me ve a mi chancha, les sigo contando.

Bajé de la sala de recuperación a la habitación y al ratito llegó el Gato con el familión. Como tenía prohibición de hablar hacía puros gestos, que otra gente le traducía al Gato porque entero pajarón ni me entendía. Pero la pulenta, para otra guagua y como consejo, no reciban visitas el primer día. Mucha gente es tan gueona que hasta me hacían preguntas, sabiendo que yo no podía hablar. Una queda entera rara después de parir, como que querí estar tranquila y volver a tu centro, algo así. Mi chancha estuvo todo el rato con nosotros, y todos la miraban (sin fotos porque lo prohibimos, más que nada por el flash y porque no es un juguete ni animal de zoo) y el Gato repartiendo jabón gel a todo el mundo. Fue un día raro y largo, lleno de emociones, y yo toda adolorida y dándome cuenta de mi cobardía frente a la operación. Lo peor fue que tipo 8 de la noche llegaron unas tías del Gato. Cáchense la horita. Y me preguntaban gueas a mí, pero yo las miraba en silencio.

Lo que nos dimos cuenta con el Gato que la gente te va a ver pensando en su comodidad, no en la de la recién parida o en tu hijita recién nacida. Y esa guea está mal. Por suerte siempre hice visitas de doctor a las paridas que conozco, y onda tipo 4 de la tarde. Tan mal no anduve. Asi es que al otro día pusimos afuera de la habitación un letrero que decía "visitas restringidas" que varios se pasaron por la raja. Ya verán.

En la noche mi chanchita se iba a neonatología y nosotros dormíamos algo, claro que yo menos que el Gato porque a cada rato van a tomarte la presión, la temperatura y la onda.

El sábado temprano llegó la matrona quien me retó porque no me había puesto de pie, me vio la herida, me puso un parche (quizás fue el doctor, no me acuerdo) y la chancha llegó temprano y llorando, me decían que la traían de las primeras porque era terrible de hambrienta, cosa que es así hasta hoy.

Como el sábado me sentí un resto mejor nomás, las visitas fueron un resto más agradables. Es que con la gente de confianza no hay problemas, porque uno les puede decir que se vayan, por ejemplo. La cosa es que tipo 7 y media de la tarde, estando yo con la matrona de turno (que te revisa las pechugas, la guata, la herida) veo que abren la puerta y cacho un gil que no tengo idea quién es. El Gato sale hecho un peo y de pronto me acuerdo que es un primo hermano del Gato que hemos visto una vez al año con cuea, con su señora y sus dos hijos, y si me permiten más pelambre, con un regalo harto penca. No me refiero si es caro o barato, sino que fueron al supermercado, compraron gueas penquitas pa guaguas, la metieron en una bolsa y listo, el regalo. Don't get me wrong, no es el valor el que importa, sino uno que sea especial digo yo.

La matrona me dijo que podíamos poner un letrero en la puerta, que en caso de visitas, que tienen que pasar primero por la estación de enfermería. Lo hicimos pero el domingo nadie fue a vernos, cosa excelente porque pudimos descansar, tirarnos peos, reirnos, gozar a nuestra hija en la intimidá. Por eso agradezco de corazón la gente que no fue a la clínica, porque quedé chata.

Después les cuento cómo me fue en el primer día en la casa. Ahora tengo que ir a dar pecho.

Ahora, la contestá:


Olivia, sí duele dar pecho al principio. No se imaginan como chupan las guaguas. Igual tuve suerte porque la chancha supo de inmediato cómo mamar, pero apenas lo hacía yo le apretaba la mano al Gato de puro dolor. Me compré una crema para los pezones, que me la llevaron a la clínica. Pero me ha ido bien con darle pecho, me costó que me bajara la leche eso sí, pero ahora a pura pechuga. En todo caso el dolor es al principio, a los pocos días se pasa.

Belén: la pelamos y le pusimos aritos el domingo en la noche. Tuvo que autorizarlo el pediatra. Y se ve taaaan bonita.

Veroca: Con la cesárea caché que tengo cero tolerancia al dolor. De hecho la herida gueona ni me la miro. Ahora te digo que sí duele y harto, pero quizás otra mujer con mejor tolerancia te dirá que no es para tanto. Duele porque no puedes hacer movimientos abdominales, como quien dijera. Caminai agachá. Pero conozco mujeres que poco menos andan saltando a las horas de la cesárea. De hecho el viernes yo no me paré y la matrona al otro día me retó. El sábado me puse de pie pero puta que me dolió y me estresó, pero de todas maneras pregúntale a alguien menos cobarde que yo. La herida no duele nada al cabo de pocos días, arde un resto nomás. Y parece que es grande, yo ni la miro, la odio. Y apenas volví de recuperación (como a las tres horas después) me llevaron a mi chancha a la habitación, y la tuve todo el día conmigo, porque si tu quieres se la llevan.

Selma: no, no es depilación completa, sólo la parte de arriba, porque va el parche de la cesárea.

domingo, agosto 16, 2009

Crónicas Chuchetas CXXVI: El parto.

No sé por donde empezar. Tengo chorromil gueas por contarles. Comienzo de lo más importante, obvio: mi hija hermosa.

Mi chanchita nació guatona y hermosa dándome una alegría inexplicable. Nació a las 8:50 de la mañana, pesó 3.330 y midió 49 centímetros. (El doctor dijo 3.600 y 50 centímetros, no se equivocó tanto).

Como no pondré fotos les cuento que mi chancha me salió entera blancuchenta (albísima) con la nariz enana y respingada, sin nada de cejas y pestañas. Puede que sea media castaña clara, porque tiene bellitos rubios en su cara, aunque salió entera pelucona de la guata.

Estoy escribiendo rápido y sin leer mucho, aprovechando que duerme porque pasa pegá a la pechuga. Asi es que si subo este post a medio terminar, la razón será que tuve que correr a dar pecho. Que es lo único que hago por ahora, la verdad.

Les cuento del principio, pa' que cachen la onda: el jueves 6 de agosto me sentí entera rara todo el día. Por eso el post raro que escribí. Llegó el Gato de la pega y recién hicimos la maleta como a las 10 de la noche. Y eso que podía llegar a esa hora a la clínica, pa' que no te cobren otro día y la onda. Pero no, como que alargué al máximo el momento y recién a las 12 de la noche partimos a la clínica. Llegamos y pasé a la habitación donde me acosté a dormir, le hicieron la cama al Gato y listo. Me desperté a las 6 y media de la mañana y esperé que vinieran a prepararme. Las lolas enteras guena onda, me miraban la guata porque no tenía estrías, me pasaron esa camisa pa la operación (abierta a los lados), me duché y me depilaron un resto más porque me explicaron que el parche de la cesárea es más grande que mi depilá de peluquería. Estaba cagá de hambre pero no podía comer nada. Se bañó el Gato y esperamos a que vinieran a buscarme, supuestamente a las 8 de la mañana. Como no venía nadie y eran cerca de las 8:15, llamé a la enfermera con ese botón rojo pa ese efecto, y me dijo que apenas llegara el equipo médico irían a buscarme. A los 5 minutos llega un viejito con una camilla, me acuesto en ella (vieran las fotos de esa hora, con la media cara de poto asustá que salgo) y el Gato detrás mío, rumbo a pabellón. Que era en el mismo piso, por suerte.

Me despido del Gato que entrará después y en el pabellón veo a la matrona, lo que me tranquiliza un poco. Me saluda el anestesista y me explica cómo tengo que ponerme para aplicarme la cagá de anestesia, cosa que encuentro casi imposible: de lado, tengo que tocarme las rodillas con las manos y agachar la pera, onda que la columna me quede redonda. Obvio que sin guata y sin pechugas gigantes es fácil, y sin nervios. Porque les tengo que reconocer que estaba MEGA asustada. No podía ponerme en esa posición gueona. Me ayudó la matrona (me sostuvo a la fuerza) y la anestesia no me dolió nada de nada, cero. Sentí un poco de calor y listo. Y se me durmió todo arturo.

Es rara la pega de cada uno, porque mientras yo estaba en esa camilla con las pechugas al aire, la media guata, nerviosa, todo el resto conversaba de cosas triviales, como cuando una conversa de esas mismas gueas en su pega, con el tazón de café en la mano.

Veía chorromil personas encima mío, poniéndome en posición de cruz los brazos y la cagá pa la presión en un brazo, en el otro esa cuestión pa los latidos, en el pecho me pusieron otras custiones, y el Gato no entraba renunca. Y lleno de gente, además que acostá no tenía mucha visión de nada. De hecho, cuando entró el Gato, no lo reconocí porque venía entero tapado. Hasta que me dio un beso en la frente caché que era él.

Llegó mi súper doctor, me saludó, entra el Gato (se sentó atrás mío), ponen un paño verde encima de una para no ver nada (ni cagando miraría) y no sentí NADA. Ni corte, ni calor, NADA. Si lo que pasó es que yo soy una asustona de primera, onda yo me juraba la más bacán del mundo y nada, me cagué de susto.

El Gato me daba besos en la frente y me hacía cariños y de pronto el doctor dice: "ya papá, estamos listos". Entonces el Gato, con cuarquier sangre fría, se pone de pie a sacar fotos a la chancha. Yo la siento llorar y le pregunto al Gato entre llantos que cómo es, que la quiero ver, y la matrona me reta que no hable (por la cosa de la hinchazón) y yo puro quiero verla. El Gato se para y ve todo el resto de cómo la pesan y la onda, y yo preguntando dónde está mi chancha que quiero verla. Cuando me la traen (me emociono de sólo escribirlo) le digo: hola mi chanchita y les rejuro que me mira en silencio. La vi media morá y con el pelo (caleta de pelo) medio rizado y oscuro. Una pediatra entera guena onda nos saca fotos, les saca fotos al doctor, y se va con su padre. Mi mamá con mi hermana y mi sobrina mostra se pusieron justo cuando salen las guaguas recién nacidas, asi es que la vieron con apenas 20 minutos de vida, y mi hermana lloraba, según me contó mi sobrina mostra.

Entonces comenzó mi calvario, porque me quedé sola y asustá. El doctor me había dicho que él se demoraba en la cesárea, como una hora, porque es perfeccionista. Y allí estuve, con los brazos abiertos, lo único que me tiritaban eran los hombros porque el resto estaba dormido. Se me hizo eterno, la cagó. Le acabo de preguntar al Gato cuánto rato pasó desde que él salió con la chanchita hasta que salí yo a recuperación y me dice que fácilmente una hora. Cáchense, sola y cagá de susto mientras me cerraban la media guata.

Salí de pabellón y me llevaron a recuperación, donde estaba media agilá por el cansancio yo cacho (el estrés que yo solita me hice) y al lado mío había un tatita con alzheimer, bronquitis y la cadera quebrá. El Gato, de puro hinchador, entró a verme. Pero yo me sentía bien dentro de todo, un poco traumá de la operación. Quería ver a mi familia, a mi hija, sentirme cobijada.

Después sigo con el resto, las visitas desubicás, la poca tolerancia al dolor que descubrí que tengo, y muchas cosas más.

Si alguna primeriza que me lee quiere hacerme una pregunta, por agilá que crea que sea, dele con confianza. Claro que todavía no tengo tiempo para visitar ni ná, pero de verdad me emocioné mucho cuando me metí (recién el viernes) a leer mi correo y vi tanto comentario guena onda. Se pasaron.

Yao los vemos.

jueves, agosto 06, 2009

Crónicas Chuchetas CXXV: Horas antes de ser mamá.

Pensaba escribir un post como pensativo de estos últimos meses, o algo así, pero la verdad es que no me sale nada.

No sé cómo poner en palabras lo que siento ahora, para que me entiendan. Nerviosa no estoy, porque confio ciegamente en el doctor y en la matrona, que veo hace unos meses atrás y me aguanta todas las consultas. Pero sí tengo ese cosquilleo que ocurre ante lo desconocido.

Mi chanchita está muy grande, pesa 3.600 grs y mide 50 centímetros. No tengo idea si existe un margen de error muy grande al respecto, pero el doctor me dice que eso iría contra su amor propio, entre en broma y en serio, pero me dijo que sí es grandota y que se notaba que yo me había alimentado en forma correcta.

De todas maneras ya parezco globo, ando de mal humor (más que nada irritable) y mega incómoda. Hay noches que he dormido apenas 4 horas, sentada, con dolor de espalda terrible. Se los cuento no para asustar a las que ya tendrán su hijito o hijita, sino para que cachen la verdad del último tiempo del embarazo: pura incomodidad, 100% garantizado.

La maleta la haré en un ratito más, junto con mis cosas y del Gato. Pero ya tenemos todo listo, todo lavado, todo ordenado, sus aritos, la cámara fotográfica, el ingreso a la clínica, las instrucciones para que no me gueveen ni saquen fotos como locos (ni menos las suban al facebook sin mi autorización) y, como me dijo una señora muy amorosa que me depiló, me tengo que poner pesada nomás, cara de palo. Que nadie la ande tomando a cada rato ni dando besos porque la tengo que cuidar mucho. Lo malo es que después de la cesárea no podré hablar, asi es que el Gato tendrá que ponerse pesaito, cosa que no le cuesta mucho, la verdad, además que estará mi mamá para ayudarme.

A los seguidores de mi pcrosado les tengo malas noticias. Apenas puedo concentrarme para escribir estos días, entonces tendrán que esperarme un tiempo, si es que quieren, obvio. Tengo algo escrito, pero no lo he trabajado como me gustaría.

También a la gente que me lee y que no he visitado, mil disculpas, no me gusta hacerlo. Pero tengo la cabeza en mil lugares y me cuesta muchísimo concentrarme en estos días.

Eso sería como último post antes de ser madre. Antes de entender lo que realmente es tener a tu hija en tus brazos, después de 38 semanas. No puedo imaginar cuánto cambiará nuestra vida de ahora en adelante, cómo será todo distinto, cómo mi chanchita hará que mi vida, finalmente, tenga una razón de ser y de levantarse cada día.

Muchísimas gracias a todos por sus guenos deseos y vibras.

Volveré a escribir cuando tenga algún tiempo y la neura de ser madre por primera vez la tenga controlada.

¡Desde mañana seré madre!