No es que antes los dos solos no formáramos un hogar, pero con hijos cambia la cosa. Y harto. Obvio.

Es que tengo una teoría personal media siquiatrica al peo, si quieren: la niñez nos marca a fuego, y las cosas y trancas y dolores y alegrías que pasamos en esa etapa, nos hacen ser adultos buenos, malos, envidiosos, trancaos, cagaos, tristes, alegres, guena onda, entre otras miles de custiones más que ustedes pueden agregar. Entonces, dentro de las cagaitas que me mandaré con mi hija sin querer queriendo, trataré que ella se sienta amada y protegida en esta casa que le tocó vivir.
Y lo hago desde ahora. En forma consciente y de adrede.
Abrazo a mi chancha cuando se despierta, le doy miles y miles de besos, si estamos con más gente y se despierta le hablo y la miro para que se sienta segura (es regaloncita y lotra vez en el súper una tipa amorosa le encantó, no me creía los tres meses porque la encontró gigante, y le habló y mi cerdita se puso a llorar porque desconoció), le hablo, le canto, le cuento lo que estoy haciendo, le digo al Gato que haga lo mesmo.
Es que quiero que ella crezca como una niña segura y amada. Que sabe que llegando a esta casa (o cualquiera que vivamos) encontrará amor, comida calientita, su ropa limpiecita, un abrazo, un beso, palabras de amor. Ella y su hermana o hermano, porque la pulenta que quiero otro hijo. O sea con el Gato querimos otro. Por supoto que recién paría le dije al Gato que ni cagando tendría otro y que mi chancha sería hija única, pero con el paso de estos meses me he dado cuenta que me siento muy realizada como mujer siendo mamá, que amo a mi hija con toda mi alma y mi ser y de una manera tan especial, que a pesar que no tengo vida propia, que tengo las manos pa la cagá, que estoy guatona, que no puedo leer ni escribir como me gustaría, soy muy muy mega feliz como madre.
Claro que no quiero quedar preñá arturo, ni tan agilá. Porque quiero volver a ser toc model (sueña!) y que la chanchi esté un resto más grande.
Me acuerdo que cuando estaba embarazada me imaginaba a la chanchita en medio de nosotros, mirando sus manitos y su carita. Ahora es realidad. Y me imagino con mis dos hijas (se me imagina que será mujer mi próxima hija, pero si es hombre estaré feliz igual), cocinándoles, peinándolas, abrazándolas (tantas esdrújulas, la cagué), mimándolas, para que crezcan seguras, llenas de amor, para que el día de mañana sean buenas personas, respetuosas, felices, y que me hagan aguelita y tener una familia hermosa.
Así quiero que sea nuestro Hogar.
Con puro amor se logra. Terrible de papa.
Yao los vemos.