sábado, febrero 26, 2011

Crónicas Chuchetas CCXXVI: La teoría del (no) castigo.

Mi sobrina mostra Vale - de 13 años recién cumplidos- tiene una amiga en el colegio que la castigan por todo. Incluso ya es como una talla, porque si le pregunto ¿viste a la Juanita o está castigada?, me responde: adivina, está castigada.



La pobre preadolescente le prohíben internet, le quitan el celular, no puede juntarse con las amigas. Por meses. Si le pregunto a la Vale el porqué no la ha llamado, me cuenta que lleva dos meses sin celular, por ejemplo. Hace unos pocos días atrás me contó que en verano también la castigan. ¿De qué, me pregunto yo?

Gueno, mi sobrina mostra es más bien como mi hermana chica y ella no me dice tía. Ninguno de mis sobrinos. De hecho no me gusta, porque prefiero ser yuntas de ellos a que me vean como de las alturas que da la palabra "tío". Por esta razón con la Vale hablamos harto de varias cosas. Y ella tiene su teoría respecto al castigo, ya que mi hermana no la castiga nunca, sino que le explica.

Según la Vale, si te castigan por todo (como a su amiga), lo único que logras es que te de rabia y te pongas rebelde. Nada más. Pero como a ella su mamá -mi hermana- le explica las cosas, el porqué, ella entiende y lo hace. Nada de rebeldías al peo ni frustraciones.

Y gueno, de chiripa parece que mi sister le achuntó con el sistema este de explicar. Porque ayer me puse a mirar unos videos de un psicólogo experto en apego infantil que se llama Felipe Lecannelier (están en youtube si quieren sapearlos) y explica esto -textual lo copié pa no condorearme-: "es positivo que el adulto le haga sentir al niño que comprende lo que le ocurre". Gueno, explica varias cosas más que de verdad encontré muy atinadas y con la finalidad de tener a un niño sano, más o menos equilibrado y lo mejor, un adolescente sano, por decirlo de alguna manera.

Igual ver los videos me dio chorromil culpabilidad con mi mostra, pero supongo que es algo que viene con la maternidad.

Lo que dice este psicólogo es que está comprobado que los castigos no sirven para nada, que si los niños obedecen en por miedo al castigo, pero no hay un aprendizaje. Y mientras veía los videos me acordaba de mi propia niñez y caché que tiene harta razón en hartas cosas.

Igual, cuando esté chata y cansada y mi mostra esté portándose como el copi, recordaré siempre la teoría de mi sobrina mostra Vale. De todas mangueras.

Yao los vemos.

jueves, febrero 24, 2011

Crónicas Chuchetas CCXXV: Raro.

Esta semana sí que ha sido rara. No por la operación de mi mamá (que gracias a Dios salió la raja y fue mucho menos de lo que pensábamos), sino porque me he venido todos estos días a acompañarla y he dejado mi mostra con el Gato, su padre.

Debo reconocer que soy una dueña de casa terrible de controladora y sé cuántos fideos me quedan y cuánto detergente tengo y dónde está cada cosa. Y también soy terrible de aprensiva, me mega preocupo de mi mostri hermosa y la miro a cada rato y jugamos juntas y puta que es cansador. Pero desde el lunes todo cambió y me di cuenta de varias gueas.

Como ese día operaron a mi mamá, el domingo dormí como el poto y me levanté temprano pa venir pa la clínica (Y eso que no he dicho na que llegamos raja de cansados de las vacas, esa guea de cargar y descargar tanta cosa me dejó zzzz). Dejé a la mostri con su papá, y con mi hermana esperamos que el dostor nos avisara que la operación salió bien, después esperamos que saliera de recuperación y la llevaron a cuidado intermedio y en todo esto nos dieron las ocho de la noche. Es decir, no estuve en TODO el día con mi hija. Pa las que trabajan fuera de la casa, media novedá. Para mí fue la primera vez que lo hago. Y como estaba preocupada por mi mamá, ni llamé tanto al Gato. Lo pior de todo es que llegué volando a mi casa, jurando que mi hija se había muerto sin mi, y me miró sonriendo, tomó un poco de teta (es su tete y me da lo mismo que tenga 1 año 7 meses, asi es que guárdense sus comentarios al respecto de la crianza y destete) y eso jue todo. ¡La mostri ni me extrañó!

Y así han sido casi todos estos días, claro que tengo que dejar cocinado porque el Gato "cocina" asados y pizza (hace la masa, pero se la enseñé yo). Jue la señora Mireya a hacer aseo y planchar, y si es que le di una instrucción toda cagona. Jue mi suegro de visita, y yo no estaba ahí pa dirigir el tránsito (hinchar dice el Gato) en cómo poner la mesa o que la mostra anda sucia o que se puede caer.

Entonces caché que: mi mostra no se muere sin mi, que está terrible de yunta con su padre, que la casa funciona sin mi, que el Gato igual se la puede solo, y que soy terrible de colorienta y controladora, puta que agote.

Escribo este post bolseando wifi de la clínica (que se cae a cada rato la guea) y acompañando a mi mamá, que está bien ya. Gracias por la guena onda mis lestoras y lestores.

Después les cuento de las vacaciones, sapié caleta.

Yao los vemos.

jueves, febrero 10, 2011

Crónicas Chuchetas CCXXIV: Cambio de planes.

A pesar que muero de ganas de ir a Rio de Janeiro, arrugué a última hora. Si hasta fuimos a una feria de vacaciones al Espacio Riesco, pero algo me decía que mejor que no.

Después -algunos se acordarán- decidimos ir a Bahía Inglesa. Igual le estaba dando hartas vueltas al asunto, porque eso de ir de hotel en hotel, o quedarnos unas dos noches en La Serena (¿por qué hay gente que dice "Serena"? ¿Creerán que es de rotos usar el artículo?), después llegar a Caldera, buscar alojamiento, todo esto con los pañales de la mostra, su ropa, sus juguetes, sus mamaderas, el vasito pa tomar aguita... nicagando. La dura que pensaba en eso de subir las cagás, después ordenarlas, y después volver a subirlas a la camioneta, puta, iba a llegar más chata a Santiago.

Pero la solución se dio solita: nos iremos a Maitencillo. El Gato conoce a una señora que tiene una casa entera guena (y barata) y palla nos vamos. Claro que por una sola semana.

Ocurre que operan a mi mamá. ¿De qué? Chucha la gueá difícil de explicar. Ocurre que mi madre juraba que tenía colon irritable, se iba al gimnasio pensando que se le pasaría, pero seguía con hinchazón. (Pa' que tomen nota si les pasa). Gueno, fue al dostor y a otros dostores y se hizo chorromil exámenes y tiene: un cálculo a la vesícula y una infección, por lo que tienen que extirparle parte del hígado.

Asi es que el lunes 21 de febrero entra a pabellón, a una operación que dura tres horas, tiene que estar dos días en cuidado intensivo y luego alrededor de 5 días en la clínica. Por eso cambiamos de planes por las vacas. Y esa semana que el Gato le queda libre, cuidará a la mostra mientras estoy en la clínica.

Me muero de ganas de estar en Maitencillo. Es entero piola, hay puras familias (y surfistas mijitos ricos, obvio), estaremos frente a la playita, la mostra adora la arena y el mar.

Pa los lestores de mipcrosado: atentos, que este lunes vuelve.

Pa los sapos juliaos: no se molesten en llamar ni tratar de visitar a mi mamá. Voy a estar atenta. (Los sapos juliaos es la gente que una tuvo la desgracia de conocer en el pasado y que lee mi blog pa cachar la onda, por siaca).

En la yapla no cacho que me pueda conectar, pero sí les contaré las gueas que vea. De hecho, ahora que me acuerdo, lotra vez que juimos por pocos días a Maitencillo vi una gueá que me dejó plop: en el supermercado andaba la patrona con la nana. Onda esclavitú eso sí: la nana llevaba el carro (repleto), lo cargó en el auto y no alcancé a sapear si se sentó atrás o de copiloto. Pero lo que me llamó más la atención fue el hecho que la nana andaba vestida entera de blanco, y con una pequeña pechera verde escocesa. Cuando digo blanco, es BLANCO. Hasta las sandalias y los calcetines. La cagó.

En fin, así con Chilito.

Yao los vemos.

domingo, febrero 06, 2011

Crónicas Chuchetas CCXXIII: Indignada.

Escribo este post de puro empelotá nomás. Estoy chata de los reportajes al peo, y sobre todo, de esta gueá que tiene Ch ilito con la maternidá.

Les cuento. Me puse a navegar en emol, así de aburría nomás, pa cachar la onda. De pronto veo el siguiente titular: "Hijos de madres que trabajan tienen más probabilidades de ser obesos". No soy tan agilá, de inmediato caché que estaba inflado (pa que una haga click) y que típico son "estudios" con un muestreo de 100 personas y de inmediato lo dan como ley universal.

Pero aún. En un país que más de 60% son obesos, los perlas hacen un estudio con cerca de 1.000 niños (lean el reportaje, no sean pajeros) y suponen que los cabros engordaron porque sus madres trabajaron. Cito textual (pal pajero que no leyó el reportaje): "Cada período de 5,3 meses durante el cual la madre estuvo trabajando, se asocia a un incremento del IMC de su hijo 10% superior a lo normal".

Escribo suponen por lo siguiente: "El estudio no proporciona explicaciones a este fenómeno, pero los investigadores estiman que tal vez esté vinculado a que las madres activas pueden disponer de menos tiempo para comprar productos sanos y cocinar alimentos equilibrados..."

Igual hacen una salvedad media al peo al final, onda que "faltó explorar el papel del padre". Mish. Lo mismo me preguntaba yo. ¿Y el chulapi de oro aonde queda? ¿Ahora es culpa de las madres que trabajan que todo USA (bueno, más del 50%) sean obesos? Claro, y como en Chile se copia todo de allá (como si tuvieran un vivir muy la raja), publican el reportaje al peo pa que una, madre chilena, se cuestione su labor. Como si una no viviera con cargo de conciencia siempre por ser madre (¿Lo haré bien, lo haré mal, y si la reto mucho, y si la dejo que haga lo que quiera?).

De agilá me pasó, porque obvio, emol pertenece al melculo y todos sabemos la onda. Pero igual me empelota que la cagá de "reportaje" digan que las madres que trabajan hacen que sus hijos sean obesos (es decir: sea madre opus, tenga cuarquier crio y quédese en la casa pa que sean sanitos) y luego, leyendo en profundidad, no es así.

Así con los gueas.

Yao los vemos.

miércoles, febrero 02, 2011

Crónicas Chuchetas CCXXII: Me perdí en el metro.

Antes del asqueroso transantiago, era fan del metro. De hecho, lo tomaba todos los días para trabajar. Y me ubicaba rebien. Gueno, andaba en la pura línea 1, asi que cero atao.


Después nos fuimos a vivir relativamente cerca de la pega y usábamos el puro auto. Asi que sacando cuentas, no he usado el metro en forma diaria ni obligatoria cerca de cuatro años. Más o menos.


Toda esta paja pa darles un contexto, obvio. Porque pal curso de guión que estoy tomando, me voy en metro.


Ocurre que La Toma (donde voy al curso) queda en la estación Santa Isabel. Al principio estaba terrible de complicá en como irme, porque no tengo ninguna micro directa, ni estación de metro, ni tienen estacionamiento pal carro. El primer día me fui en taxi, me agarré cuarquier taco y pa' más recuea llegué cuando todos se habían presentado y ni caché que cosa hacía o es cada uno. Claro que con los días me he dado cuenta que la mayoría están más ligados al mundo del cine que el de la literatura, y también he cachado que he visto cuarquier película guena. Es que para mi ver una película guena es como leer un buen libro. En fin. Mucha paja. La cosa es que decidí irme en metro y darme la meeeedia vuelta. Porque tengo que hacer dos combinaciones.


Primero, me subo en la línea 4 dirección Tobalaba (vivo en Ñuñoa, pal sapo). Como en la tarde nadie pa va Providencia, los carros vienen vacíos y hasta me voy sentada leyendo. Luego viene el primer trasbordo: a la línea 1. Y como siempre salgo justo a la hora de mi casa, ando corriendo. El primer día obvio la gente me chocó y yo toda torpe miraba pa todos lados pa cachar donde cresta está la línea 1. Un asco el famoso pasillo con esos ventiladores con agua. Me dan asco, como ese calor húmedo de tanta gente, guácala.


Ilusa de mi, no pude leer. Va terrible de lleno de Tobalaba hasta Baquedano. REPLETO. Mucho calor, gente enojá. Esta línea la tomo alrededor de las 7 de la tarde. Y me voy con el libro abrazado, esa onda.


La primera vez que me bajé en la línea 1 pa ir a la línea 5 me perdí, obvio. Claro, porque iba apurá y la señalética o: no es muy buena; o no está hecha para gente acelerá. Le pregunté a un guardia (al fondo a la izquierda, me explicó), rajé palla y me subí a un carro, feliz la tonta gueona porque, según yo, llegaba a la hora a la clase. El problema es que me subí al carro color rojo, el que me dejó una estación más lejos. Asi que tuve que cambiar de andén y devolverme. Ya aprendí que tengo que mirar arriba de los carros, y que si tiene luz verde, me subo.


Lo que no cacho es porque en la línea 5 usan de esos carros terribles de viejos. Porque va caleta de gente, están repletos. Es decir, si yo encuentro que van llenos - contando que faltan los escolares y universitarios-, me imagino en marzo. Supongo que la razón es que los ejecutivos prefieren seguir ganando plata cagándose al usuario, como siempre nomás.


De vuelta la única vez que dudé fue en cómo devolverme pa la estación Baquedano. Porque decía "dirección Pudahuel". ¿Dirección Pudahuel? ¿Cuándo el metro comenzó a llegar tan relejos?


También me pregunto cómo una se mete en la vida de Santiago y se acostumbra a todo: a andar apretado, a andar en tacos, al estrés en general. A la agresividad, a andar cuidándose de los robos. Claro, yo vengo de mi casita y sólo los lunes y miércoles tomo el metro pa moverme, pero cresta, ¿si fuera todos los días pa ir a trabajar?


Hoy termina el curso de guión. Ya les contaré que onda.


Yao los vemos.