miércoles, diciembre 23, 2009

Crónicas Chuchetas CXLIX: Mi primera navidad.

El primer recuerdo que tengo de la navidad debo haber tenido unos 4 años. Mis papás nos acostaban temprano el 24, asi es que veíamos los regalos tempranísmo el 25. Recuerdo que caminé hacia el living y veo el sol entrando por los ventanales y lleeeenooo de regalos: una piscina inflada, pelotas esas de playa grandes y ese típico olor a plástico que algunos recordarán.

Y el otro día, viendo videos familiares con mi mamá, mi hermana y mi sobrina mostra (estuvimos toda la tarde en eso) recordé cómo eran las navidades en mi adolescencia. Lo que pasa es que mi papá ponía un trípode con la cámara enfocando hacia el living, entonces, cuando abríamos los regalos y llegaba gente a saludarnos, todo se filmaba sin pausa. Un resto latero para el resto, pero para mi familia grandes recuerdos.

Se me viene a la mente el calor, todas las ventanas abiertas y la música a todo chancho en la cocina y en la sala de estar, mi mamá terminando de preparar la cena y mi papá se encargaba de adornar la mesa, y nosotros tres dando vueltas, ayudando en diferentes cosas. Y después abríamos los regalos y nos probábamos la ropa, nos besábamos al entregarnos los regalos, mi mamá gritaba cuando algo le gustaba mucho (le ponía cualquier color), mi papá contento con sus lápices y nosotras empelotándonos en vivo y en diresto. Una navidad yo estaba entera guatona y con el pelo horrendo, la otra flaca y con el pelo decente; mi hermana entera pendeja y después preñá, mi hermano todo mino y buen hijo.

Después que mi papá se murió y vino el rearme de cada uno y de la familia, las navidades han sido distintas. Volcadas a los niños (mi sobrina mostra y mi sobrino mostro) y con gente entrando y saliendo de la familia. Pero ahora es mi primera navidad como madre, y es la raja.

De hecho con el Gato no pescábamos mucho la decoración navideña, aunque igual armábamos un árbol entero piola y listo. Pero este año el Gato se embaló y compró un pulento árbol de 1.80 (costó entero barato porque lo vimos en una megaliquidación), adornos, velas y un saludo pa' la puerta. La chanchita mira el árbol cuando lo encendemos (le gustan los colores en movimiento) y le envolvimos unos vestidos hermosos nomás, total, todavía no cacha na.

Esta es mi primera navidad como madre y el sentido que siento que tiene es que a través de los regalos podemos decirle a la otra persona que la queremos y que nos preocupamos por ella, si escogimos un regalo que a esa persona le guste mucho, sea un perfume caro o una foto llena de sentimientos.

Me gusta la navidad porque la siento familiar, un motivo de encontrarse, comer rico, darse besos, entregarse un presente buscado con ahínco, mirar la cara de los niños que se ponen nerviosos por el Viejito Pascuero, hacer familia.

Por esto mesmo les deseo a todos que pasen una hermosa navidad en familia, que reciban harto amor y buenas vibras, porque no hay nada en el mundo para sentirse la raja, que saberse amado.

Yao los vemos.

martes, diciembre 15, 2009

Crónicas Chuchetas CXLVIII: Como va mi cerderismo.

Cuando una queda preñá y es guena pal diente, engorda caleta. Así como yo. Por si no se acuerdan el post que escribí sobre lo guatona que estaba, lo pueden volver a leer acato.

Ya ha pasado más de un mes. Y por primera vez en mi vida, he adelgazado sin esfuerzo ni dietas. Esa onda.

Claro que no estoy desnutría ni mina ni nada. Pero desde el post aquel que les contaba cómo estaba de guatona hasta ahora, hartos kilos he perdido. Lo que pasa es que no me he pesado, porque me pasa que si lo hago y cacho que los kilos son caleta, como que me deprimo y como más. Entonces cacho por la ropa nomás.

Por ejemplo unos jeans que se me salían como chorromil rollos y apenas me cabían, ahora que quedan bien. Lotro día me compré unos tolonpas talla 44 y me quedaron la raja. Obvio que lo ideal para mí será llegar a usar la talla 42, pero paciencia nomás.

Lo que no me ha bajado ha sido la guata. Es que la tengo rara. Me quedó así después del parto, una guata que desconozco. Pero como mi cerdita tiene 4 meses nomás, me consuelo. Porque si tuviera un año y yo tuviera esta guata, me deprimiría.

¿Y cómo lo ha hecho? Se preguntarán ustedes. Les cuento: en la comida trato de no cerdear. Si voy al supermercado, compramos lo necesario nomás. Nada de chocolates, ni helados ni nada. Cuando voy a comprar pan a la panadería que hacen puros pasteles ricos, compro puro pan. Harta ensalada, pero también le hago al arroz, fideos, papas. Como de todo la verdad, porque como estoy dando pecho, no puedo hacer dieta estricta. Y el único ejercicio que hago es caminar, más o menos como una hora con la chancha. A ella le encanta, salió entera patiperra, y yo pienso y miro y me venteo también.

Por eso he pensado que cuando tenga mi otro hijo o hija, adelgazaré primero antes de quedar preñá. Porque puta que es frustrante ponerte un pantalón y que se te salgan todos los rollos o que no te suba por las piernas. Es repenca. Me acuerdo que como por septiembre me compré unas poleras talla M y me quedaban a presión, la pulenta que parecía prieta, pero me dije a mi misma que me debían quedar buenas. Y ahora me quedan la raja.

Así con la cosa. Por eso les digo a las lolas que aún no se preñan pero que quieren, adelgancen antes. No engorden como cerdas en el embarazo. Porque si le sumai la cagá hormonal después del parto más parecer ballena, te doy firmao que te deprimí. No sean como yo que soy cerda. Si después cuesta caleta adelgazar. La pulenta que sí.

Yao los vemos.

viernes, diciembre 11, 2009

Crónicas Chuchetas CXLVII: La vida ha sido buena conmigo.

Los que me leen de hace tiempo -cuatro años ya- cachan que me han pasado gueas pencas. Re pencas. Obvio que no soy la única, lo que pasa es que yo la mayoría las he escrito. Por eso cachan.


De hecho, alguna vez pensé que la vida que me había tocado era asquerosa y que nada valía la pena. También alguna vez pensé que era la peor mujer del mundo, que merecía puras gueas malas y que nadie me quisiera, onda como si tuviera un estigma. Si jamás nunca me vi como mamá, hasta ahora que es realidad.


Creo que fui relativamente feliz hasta los 25. Relativamente porque como no quise seguir estudiando derecho y no sabía qué guea estudiar ni cachaba pa' onde iba la micro, lo que me mantuvo angustiada harto tiempo. Pero en mi casa todo andaba bien, mi familia siempre tuvo un buen pasar económico y jamás escuché en mi casa que había que esperar a fin de mes para algo. Eso sí aprendí a ser sencilla y austera, na de levantaos de raja.


Y así jue como cerré mi cuenta corriente y pagué las deudas y me mandé a cambiar a Europa. Los planes eran vivir allá unos años, en ese espíritu patiperro que tengo. Total, no tenía nada que perder. Jui con un ex, ya que su padre vivía allá desde que se había autoexiliado. A este ex le guardo mucho cariño y enveces parlamos su resto. Obviamente, partimos de mochileo: Lyon, Paris, Luxemburgo, Bruselas, Copenhague y otras chorreras de ciudades que no recuerdo. Estando en Malmo llamo para mi casa (siempre llamaba para contar que me había subido a la Torre Eifel, por ejemplo) me contesta mi madre con una voz terrible y me cuenta que mi padre se había muerto. Cuento corto (como si se pudiera): nos vinimos rajaos para Chilito. Mi papá murió un martes 8 de septiembre de 1998, y yo llegué el domingo 13. Algún día les contaré con lujos de detalles, ya que me servirá de terapia también.


Desde ese momento mi vida se partió en dos. Y para mi familia también. Sufrí muchísimo, lo indecible. El dolor no se puede poner en palabras. Se vive nomás. Pero gracias a Dios mi hermana tuvo un domingo 7 (que nació un domingo 7 de verdad) y nos iluminó la vida. Mi hermosa sobrina mostra que la amo más que la chachu, y que en este febrero cumple ya 12 años.


Y seguí haciendo puras gueas. Porque me sentía mal: me desmayaba, me pasó una guea rara que no quería salir de la casa, me daban ataques de angustia, me puse a fumar, me metí con pasteles (mi culpa pero igual son sacos de gueas), y así. Entonces obvio que sentía que mi vida era asquerosa, hasta que una señora me dijo que no pensara que tenía mala suerte en el amor, sino que lo tomara como experiencias. Harta razón le encontré.


Me costó salir de esa depre, porque la persona que me debía ayudar y dar soporte era entera torpe y estoy casi 100% segura que es narciso. Pero gracias a Dios ya no es mi problema.


Fue en ese tiempo que me las di de valiente he hice gueas que ahora pienso que puta que jui aperrá, pero todo me salió la raja: me fui a vivir sola, encontré una pega rápido, carretié hasta que me dio puntá, canté a todo chancho, caminé sola, hasta que conocí al Gato.

Pueden pensar que todo lo que cuento no tiene nada que ver con el título de esta entrada. ¿Cómo si me han pasado hartas gueas malas puedo dar gracias? Por eso mesmo: gracias a lo que he vivido, soy la que soy. De las cosas malas trato de sacar una lección, y aplicarla en mi vida, en mi día a día.

Siento que mi vida ha ido de menos a más. Y con el nacimiento de mi hija, cuando le veo sus ojitos, su nariz igual a la mía, sus ojos iguales a los de su padre, la forma en que me sonríe, que trata de hablar en su lengua guaguistica, sé que la vida ha sido buena conmigo. Muy buena.

Yao los vemos.

miércoles, diciembre 02, 2009

Crónicas Chuchetas CXLVI: Ensimismada.

No he estado tan buena para escribir en mi blog como acostumbro porque mis días son tranquilos y casi iguales, con la excepción de los días que voy a la doctora a terapia. Y los findes.


Podrán creer que me aburro, pero no. Me gusta mucho mi vida ahora. Me gusta esta calma diaria, el estar todo el día con mi hija cantándole, lavándole el poto, paseándola cuando se pone mañosa, salir a caminar en el coche, ver como toma sus juguetes y que cada día aprende algo nuevo. Y crece guatona y hermosa.

Lo bueno es que anímicamente me he sentido mucho mejor, ya no tengo algunos síntomas asquerosos (como la angustia de la mañana) y que el sol salga todos los días me ayuda mucho.

También miro la vida con otros ojos: ahora sí tengo esperanza. Desde que nació mi hermosa hija y la vida ha vuelto a tomar un ritmo, me pregunto cómo lo hacía antes para levantarme en las mañanas que amanecía deprimida o que me daba angustia ir a la pega porque me cargaba. Claro que soy una luchadora 100% y le tuerzo la mano a la vida, aunque tenga los genes cagaos igual lucho. Pero ahora todo es diferente, todo tan diferente.

El amor que se siente por los hijos no se puede explicar, porque sólo se siente. Mi corazón está llenísimo de amor por esta niña hermosa que me mira con sus ojos hermosos y me regala un millón de sonrisas al día, y con sólo eso yo me doy por pagada en esta vida, con sólo esos pequeños gestos soy inmensamente feliz.

Supongo que la maternidad me tiene totalmente ensimismada, que no necesito nada más todavía. Leo cuando puedo (casi nunca), escribo a la rápida y después de haberlo pensado en los paseos con la chancha, me encremo a la rápida en las mañanas, me peino una pura vez al día, ya no me pinto las uñas y las uso cortas.

Sin embargo, tengo amor y esperanza por montones. Mi hija me hace completamente feliz, de una manera nueva y que jamás imaginé.

Ya vendrá el tiempo para ser mujer. Ahora sólo quiero ser mamá.

Yao los vemos.