viernes, enero 30, 2009

Crónicas Chuchetas LXXV: La premiación.

Finalmente jue la premiación por la mención honrosa que obtuve en el primer concurso de cuentos "Teresa Hamel".

El día mesmo mesmo de la premiación estuve terrible de nerviosa, como ansiosa. Pedí permiso para irme harto antes, asi es que llegué a mi casa tranquila, leí un rato, me duché piola y apenas llegó el Gato, partimos a la Sech.

Había cualquier tatita, alegres y guenos pal gueveo, pero tatas al fin. También hacía más calor que la chucha, pero como mi Gato es entero avispao me compró una aguita mineral sin gas y pude refrescarme su resto, mientras empezaba la ceremonia, porque fueron re impuntuales.

Después del bla bla del presidente de la Sech, Poli Délano y un nieto de Teresa Hamel, comenzaron a premiar a las menciones honrosas. Fui la segunda, y tal como pueden ver en la foto, el hijo de Teresa Hamel me entregó el diploma y 10 libros. Y eso es lo más emocionante.

Porque puedo ver impreso mi cuento, con mi nombre completo. Es un libro tal cual, además que junto con mi cuento está el del primer lugar, Egon Alvarez, que escribe entero pulento y estoy segurísima que algún día (no muy lejano) será un reconocido y gran escritor. Asi que podré decir que estuve en el taller literario con él y compartimos un libro, onda quebrándome.

Tantas cosas buenas. Y tanto sueño que ando cargando con el embarazo. Hasta fome me encuentro.

Yao los vemos.







jueves, enero 22, 2009

Crónicas Chuchetas LXXIV: La verdá del embarazo.

Antes de quedar embarazada, yo era entera pará en la hilacha: iba y venía, hacía mil custiones, corría, mandaba a la cresta a los agilaos, iba a bailar, estuve de pie como 5 horas pal recital de Inti Illimani (que duro como 9), tomaba pirsencita, ron, manejaba cagá de la sarri, me dormía tarde y no me levantaba al baño y después no me daba insomnio, entre otros.

Y de un día pa’ otro, tuve que parar. No podía caminar rápido porque de alguna manera el cuerpo me lo impedía. (Se lee harto raro, pero es así). Me tuve que comprar zapatos bajos para el trabajo, me comencé a cansar después de hacer un poquito las cosas, evito las multitudes y ando meando a cada rato. A CADA rato. Y me desvelo en la noche.

Por otro lado tengo en mi interior y sólo mío a mi hijo. Bueno, mío y del Gato, pero es mío estos 9 meses, de todas maneras. Me llegan correos cada vez que cumplo una nueva semana y me lleno de ternura al leer que ya tiene algunos bellitos, o las falanges, que se le pueden distinguir sus deditos.

Y por la vereda contraria, como quien dijera, tenemos a la sociedad. O sea, todos nosotros. ¿Y cuál es la onda respecto al embarazo? Que tienes que andar siempre feliz, vestida de rosado o celeste, con cara angelical. Terrible de contenta.

Les digo altiro que la guea no es así y yo me he sentido pésimo durante dos semanas consecutivas y no tiene nada que ver con que quiera o no a mi hijo. Son dos cosas separadas.

Lo más fome de todo es que es imposible encontrar en internet algún foro donde te cuenten la pulenta de la pulenta. Como si una fuera mala madre al sentirse mal por estar embarazada con puros síntomas asquerosos. Porque todas te dicen que tengas paciencia, cuídate gordita y besitos y chao. ¿Aló? Me sigo sintiendo rara y angustiada. Pero gordita, es normal, todas a veces tenemos penita, dile a tu marido que te acurruque y todo listo.

Al final dejé de leer los foros y esos lugares donde no te dejan expresarte libremente, en el sentido de poder despotricar que una de verdad se siente mal y que necesita un tiempo para acostumbrarse a este nuevo cuerpo y a las hormonas que hacen estragos y no por eso se es mala madre. Sería mala madre si tomara café, té, fumara y chupara. Pero me porto entera bacán, hago caso al puro doctor (no pescamos las recetas caseras de nadie más) y tomo ácido fólico sagradamente.

Me pregunto a veces qué pasará con las mujeres que están esperando un hijo no deseado. Lo peor es que tienen que soportar callaitas las miradas inquisidoras o juzgadoras, según sea el caso, ni pensar en aborto (cosa que yo no haría, pero quien soy yo para juzgar o decirle a alguien lo que debe hacer. ¿Se nota que no soy católica?) y mirando de lejos al gil que se sigue carreteando o haciéndose el lindo con otras mientras ella lleva un hijo no deseado. Pasa harto en Chilito machista y católico.

Yao los vemos.

martes, enero 20, 2009

Crónicas Chuchetas LXIII: La Premiación.





La próxima semana es la premiación de mi mención honrosa en el Concurso Literario "Teresa Hamel", al fin.






De pura barsúa escribo "mi" porque son ocho más, sin contar el primer lugar que se gana 1 palo en moneas. (Entero merecido).


Estoy muy contenta con este reconocimiento. Como si fuera de verdad que escribo de alguna manera que a algunos escritores les gustó. Porque si no cachan en general a los concursos literarios llegan un montón de cuentos (a este creo que alrededor de 600) y los señores del jurado deben leerlos con un gran termo de café al lado. Ni tanto, porque primero hay otros lolitos que los leen y van desechando, pero cacho que desechan por el primer párrafo o la primera página, no más que eso. Asi es que si mi cuento pasó la primera lectura del primer párrafo y llegó finalmente a manos del jurado y ellos decidieron que me merezco la mención honrosa, bacán para mi.

Sin embargo y la pulenta no soy tan buena para escribir. Me cuesta porque me enredo y supongo que son mis inseguridades. Lo que si me gusta harto y hago con placer es leer, aunque los libros en Chile son tan recaros que me duele la guata comprarlos, asi es que me puse a releer. Y redescubrí a Manuel Rojas y su Hijo de Ladrón, novela que deberían prohibir leer en el colegio (quizás ya no la leen y estoy puro gueviando) y debería una leerla cuando sabe apreciar un gran escritor. Y también estoy leyendo algunos de sus cuentos.

De todas maneras, y aunque el premio no sea plata ni nada por el estilo, igual estoy premiada: mi cuento aparecerá en un libro, y mi hijo crece sano y juerte.


Yao los vemos.

jueves, enero 15, 2009

Crónicas Chuchetas LXXII: Está creciendo sano y juerte.


Está todo bien con él/ella y conmigo. Le vimos sus brazos, piernas, carita, ojos, frente, mandíbulas y el cordón umbilical.


Ahora sí estoy mucho más tranquila. Y el Gato también.

lunes, enero 12, 2009

Crónicas Chuchetas LXXI: Hoy día tengo control.


Estoy harto ansiosa, la verdad. Porque me he sentido mal, angustiada, con ganas de llorar, cansada. En general, rara. No lo puedo explicar de otra manera. Y por más que me dicen que es normal, no deja de preocuparme.

Es que es como si yo fuera otra mujer. No soy para nada bipolar, más bien alegre, pero ahora estoy lenteja, cansada y enojada o angustiada y con ganas de llorar, que es pior.

Lo malo sigue siendo la pega. El sábado en el cumple de mi hermana conversaba con otra embarazada (tiene 4 semanas más que yo) y la cueua no trabaja. Es decir, duerme siestas, no tiene estrés por otras personas y por gueas que no te importan en lo más mínimo, y sólo se preocupa de estar tranquila. Puta que me dieron ganas de estar en su lugar. Aunque ahora ando entera relajada y si queda alguna cagá no me estreso nica (hasta yo me asombro de mi misma) y listo. El otro día recibí una llamada de una gueona entera prepotente que no quería mandar un correo electrónico a una dirección que yo le estaba dando, y era parte de su pega (una guea tan pajera como avisar un pago de una factura). Le pregunté si era mucha la molestia mandar un correo electrónico, y como me dijo que sí, me despedí y le corté. Pero sino hubiera estado preñá, le pido de una su nombre y hablar con su jefe. Pa eso tengo mis jinetas también. Como que la lola se levantó de maleta y se quería desquitar con alguien. Clásico de gueona amargá.

También voy a ir donde un nutriólogo porque conociéndome como lo hago, voy a terminar como ballena, y no es la idea. Aunque me he fijado que siempre al lado de una embarazada entera guatona hay un hombre idem. Como que se juntan pa chanchear y los dos suben 30 kilos juntos.

Toy entera fomeque; lo sé. Es que no me encuentro en toda esta cagá hormonal que tengo. Ayer me puse a escribir un post pero amanecí tan pero tan remal que me daban ganas de llorar, y show en la pega no hago nicagando.

En fin, se supone que a los tres meses se pasa todo y una anda cagá de la risa. Todavía me falta saber si tengo o no anemia, si toy cagá con la toxoplasmosis, si mi hijo está creciendo sano y juerte… tantas cosas. Y la pega. Que me cansa y estresa.

Yao los vemos

jueves, enero 08, 2009

Crónicas Chuchetas LXX: Tenía 26 ó 27 años.

Esta foto me la regaló para la Navidad mi sobrina mostra. Casi me caí de poto cuando la vi.

Es que los años no pasan en vano y no me refiero a que antes era flaca y ahora soy guatona, por ejemplo. Supongo que para la Vale (mi sobrina mostra) debe ser hasta divertido verse guagua gueviándome en mi pieza (como lo hace hasta el día de hoy y así me gusta) y ahora que es una preadolescente dice "¡que era rica!" (Y siempre le respondemos que la cagó con crecer).


Es la época de esa foto mi papá llevaba poco tiempo de muerto (unos dos años me parece) y la vida era entera penca para todos, aunque la Vale y el Agu (mi otro sobrino mostro) nos alegraban harto los días tristes y raros de aquella época.


Pa' que me voy a hacer la agilá pero tenía mi éxito con los hombres, pero no recuerdo a ningún agilao en especial. Andaba más perdía que la cresta, con depre, lo único que hacía con ganas era bañarme harto en la piscina y comer cuarquier sandía. Tanta, que una vez vomité pura sandía, hasta por la nariz. Y sigo comiendo igual hasta el día de hoy.


Y si miro la foto con detención como que no me reconozco y se me imagina que tengo hasta la mirada perdida. Deben ser los recuerdos borrosos de una época triste y solitaria, donde mi vida (y la de mi familia) cambió en 180 grados de un día a otro y todo lo construído de pronto se nos hizo mierda. Gueas que pasan y que sirven para aprender.


Y a pesar de lo flaca que era, igual me gusta más como estoy ahora: con mi Gato, esperando a mi hijo, mis sobrinos mostros grandes y lindos (y los que vienen) y harto amor. Total, el peso se puede perder. Se supone.


Yao los vemos.

miércoles, enero 07, 2009

Crónicas Chuchetas LXIX: Ni ahí con los baby shower.


Llámenme cómo quieran, pero no soporto esta fiesta. La pulenta que no.
Hace un tiempo atrás una prima de mi Gato me contaba como son: me dijo que una vez que la mamá tiene su prenatal, se juntan todas sus amigas o familiares o compañeras de trabajo (osea podi tener más de uno) y te adornan la casa con motivos alusivos, se pone bienvenido o bienvenida, se toma chocolate caliente y todo en ese ambiente. Y te entregan los regalos. Busqué en internet para poder ilustrar este post, y está lleno de invitaciones, adornos, tortas, juegos, tazas, servilletas, platos, moños, papelitos, que quedé chata.





No me gusta porque es una fiesta entera gringa y copiá. ¿De aonde que se hace una fiesta para celebrar al bebé en Chile? (Sigo prefiriendo y usando guagua, lejos). Además los adornos los encuentro entero siúticos y llenos de gueas que me marean. No porque ahora soy madre voy a andar con cara de santa, no diré más garabatos y mis hijos pensarán que yo soy una santa con cara de gueona. No poh. Sigo siendo la misma, menos acelerá, con la cagá en las hormonas, pero no me voy a transformar en lo que no soy ni jui por el embarazo. Y las gueas rococó y siúticas jamás me han gustado.
Para mí sería una buena opción hacer un asado en mi casa, que los que quieran chupar lo hagan tranquilos (fumar tamos cagaos), que coman su guen pebre con ají, que nos saquemos fotos riéndonos, esperanzados por la nueva vida que llegará, y que me pregunten que guea nos falta para la guagua, no que me regalen lo que se les ocurra, y si es así, con ticket de cambio, obvio.
Soy la grinch de los baby shower. A la chilena nomás.
Yao los vemos.

martes, enero 06, 2009

Crónicas Chuchetas LXVIII: Trabajar embarazada es como el hoyo.

No cacho si a todas las que han estado embarazadas y que me leen les pasó (y se agradecen los consejos y comentarios) pero puta que es penca trabajar cuando una se siente mal.
Ya sé que estoy entera reclamona, pero quiero escribir la pulenta de las pulentas para acordarme cuando nazca mi mostro y ande babosa y ni me acuerde de todo esto.
Si hago memoria desde que escribí el último post hasta el día de hoy tengo que decir que me he acostumbrado a los síntomas “normales” del embarazo y ya no me da na si en la mañana me da su resto de asco o si siento la sensación de mareo o si tengo que caminar entero lento. Ya es parte de mí. Y en honor a la verdad me siento como un milagro vivo, porque si lo pienso con los ojos cerrados llevo dentro de mí a mi hijo, fruto del amor del Gato y mío, esperado y recontra amado de antes, entonces soy entera pulenta por ese puro hecho. Y todas los somos. Incluso las que adoptan.

En fin, vuelvo a lo que iba: me acostumbré a sentirme mal la gran parte del día, a tener menos energía, a no ser la de antes en ese sentido. Pero trabajar así es como el hoyo.

Sipoh, porque hay noches en que duermo súper bien y amanezco como lechuga y no tengo rollos con ir a trabajar. Pero si duermo mal (hasta he tenido pesadillas, cosa que hace siglos que no me pasaba) amanezco peor y vengo arrastrando las patas a la pega, con los ojos medios rojos y mi jefe que nunca ha estado embarazado (obvio) y es entero acelerao, me pide lo mismo de antes pero yo me canso casi arturo. Asi es que a las 12:30 ya estoy raja y me quiero puro ir a acostar a dormir una siesta eterna. Pero no puedo. Y como soy secretaria tengo que estar siempre con buena cara, buena voz y buena disposición. Y no siempre tengo ganas.

Es que estar embarazada por primera vez es harto gueviao, porque una no cacha nada de nada. Naita. Y el cuerpo comienza a cambiar y tu ánimo y te empezai a preguntar mil cosas y todo por primera vez. Y pa’ peor te dicen que es normal y que tení que esperar hasta el tercer mes para sentirte bien.

Incluso con el Gato nos estábamos acordando que los otros veranos siempre andábamos patiperreando en las tardes de verano, a ver alguna obra de teatro, alguna callejera, concierto gratinas, tomándonos una cerveza, pero ahora nada porque yo paso acostada y sintiéndome a veces bien, a veces mal. A veces lloro, a veces me río.

Por eso venir a trabajar con todas las hormonas haciendo fiesta con una y llena de dudas y con asco y mareos y cansancio no es rico. Es como el hoyo.

Yao los vemos.