sábado, noviembre 21, 2009

Crónicas Chuchetas CXLV: Nuestro Hogar.

Ahora que mi hija guatonita está más grande cada día y expresiva, he estado pensando en como me gustaría que sea nuestro hogar.



No es que antes los dos solos no formáramos un hogar, pero con hijos cambia la cosa. Y harto. Obvio.

Lo que trato de hacer ahora es entregarle harto amor, harto harto. Porque quiero que crezca como una niña segura, que se sabe amada, que en este despelote de libros, guitarras, quenas, música, está su Hogar. Así con mayúscula.

Es que tengo una teoría personal media siquiatrica al peo, si quieren: la niñez nos marca a fuego, y las cosas y trancas y dolores y alegrías que pasamos en esa etapa, nos hacen ser adultos buenos, malos, envidiosos, trancaos, cagaos, tristes, alegres, guena onda, entre otras miles de custiones más que ustedes pueden agregar. Entonces, dentro de las cagaitas que me mandaré con mi hija sin querer queriendo, trataré que ella se sienta amada y protegida en esta casa que le tocó vivir.

Y lo hago desde ahora. En forma consciente y de adrede.

Abrazo a mi chancha cuando se despierta, le doy miles y miles de besos, si estamos con más gente y se despierta le hablo y la miro para que se sienta segura (es regaloncita y lotra vez en el súper una tipa amorosa le encantó, no me creía los tres meses porque la encontró gigante, y le habló y mi cerdita se puso a llorar porque desconoció), le hablo, le canto, le cuento lo que estoy haciendo, le digo al Gato que haga lo mesmo.

Es que quiero que ella crezca como una niña segura y amada. Que sabe que llegando a esta casa (o cualquiera que vivamos) encontrará amor, comida calientita, su ropa limpiecita, un abrazo, un beso, palabras de amor. Ella y su hermana o hermano, porque la pulenta que quiero otro hijo. O sea con el Gato querimos otro. Por supoto que recién paría le dije al Gato que ni cagando tendría otro y que mi chancha sería hija única, pero con el paso de estos meses me he dado cuenta que me siento muy realizada como mujer siendo mamá, que amo a mi hija con toda mi alma y mi ser y de una manera tan especial, que a pesar que no tengo vida propia, que tengo las manos pa la cagá, que estoy guatona, que no puedo leer ni escribir como me gustaría, soy muy muy mega feliz como madre.

Claro que no quiero quedar preñá arturo, ni tan agilá. Porque quiero volver a ser toc model (sueña!) y que la chanchi esté un resto más grande.

Me acuerdo que cuando estaba embarazada me imaginaba a la chanchita en medio de nosotros, mirando sus manitos y su carita. Ahora es realidad. Y me imagino con mis dos hijas (se me imagina que será mujer mi próxima hija, pero si es hombre estaré feliz igual), cocinándoles, peinándolas, abrazándolas (tantas esdrújulas, la cagué), mimándolas, para que crezcan seguras, llenas de amor, para que el día de mañana sean buenas personas, respetuosas, felices, y que me hagan aguelita y tener una familia hermosa.

Así quiero que sea nuestro Hogar.

Con puro amor se logra. Terrible de papa.

Yao los vemos.

viernes, noviembre 13, 2009

Crónicas Chuchetas CXLIV: Ser mamá es la raja.

Como casi siempre escribo de la realidad de la maternidad y del embarazo, según yo eso sí, ahora quisiera contarles lo bacán que es ser mamá. O lo bueno que ha sido para mí este proceso con mi hija hermosa.

Lo bueno del embarazo es que una anda en otra y es como la preparación para lo que se viene, que es el nacimiento, obvio. O quizás estoy hablando en forma demasiado personal, porque no cacho cómo será ser más pendeja y tener hijos y tener ganas de carretear y andar gueviando con toda libertad. Porque yo todo eso ya lo hice, y harto. Anegüei, a mi el embarazo me sirvió para cambiar de onda, como quien dijera. Me pasé el invierno encerrada con tanto resfrío y porcina y limpiando el refri con cloro como loca, por la listeriosis. Pero vi cuarquier película, terminé 2666, seguí escribiendo en mipcrosado, cociné harto, le escribí a mi chancha. Pero no extraño mi cagando estar preñá. Sobretodo porque sigo guatona.

Las dos primeras semanas todo raro y la cagá con las hormonas y cachando a mi chancha, durmiendo poco, su resto adolorida por la cesárea, organizando la nueva vida que una tiene. Pero a medida que pasa el tiempo, y la hija o hijo de una crece, una se va organizando y disfrutando. En serio.

Por ejemplo mi hija cerdita. (En su último control la pediatra dijo que si no fuera porque es gordita por pecho sería obesa, si pesa casi 7 kilos, por eso el trato de "cerdita"). Ahora que tiene tres meses, interactúa caleta conmigo. Se despierta feliz, sonriendo, hablando en su idioma guaguno, dije agú, le canto y se ríe, la lleno de besos, es lo más exquisito que hay.

Lotra vez tomé un taxi y conversando, de pronto dije: tengo una hija. Primera vez que lo decía de esa manera, y me sentí tan importante, tan bacán.

A pesar de todo lo pesado que es, de las preocupaciones que trae aparejado, que la vida de una queda en segundo plano, es lo mejor que me ha pasado, tener a mi cerdita, que ya está gritando a mi lado.

Yao los vemos.

miércoles, noviembre 04, 2009

Crónicas Chuchetas CXLIII: Es peor ser mala madre que puta.

Como ahora soy trastorná de la mente en forma oficial, cada vez que visito a la doctora conversamos de custiones, que me hacen salir de la consulta con la cabeza mucho más clara y pensando harto.

La última vez hablábamos de la obligación de ser madre en esta sociedad, en cómo debe ser el rol, y cómo una no puede no tener hijos. Yo le conté que desde que estuve embarazada me di cuenta que nadie habla de las cosas "malas" o de las molestias, porque un hijo es sinónimo de alegría absoluta y no está permitido lo contrario. Cosa que yo encuentro absurda, por supuesto. Por eso escribí las custiones tal cual fueron para mí. De hecho, cuando veo una lola embarazada, no extraño para nada el estarlo, porque justo vino la gripe porcina, luego la listeriosis, me sentía rara al principio, en ninguna parte o foro en internet encontré un apoyo real o que alguien también dijera que se sentía como el poto, y para que hablar de los primeros quince días de nacida mi chancha, todo tan raro y tan nuevo.

En resumen: un hijo es igual al gozo mayor en una. Y repito: no es así.

Por eso es tan complicado ser madre y mujer y trabajar en esta sociedad. Porque una está a cada rato con chorrocientos mil cargos de conciencia por dejar a los hijos porque hay que trabajar para darle una buena educación a ellos (por ejemplo) o porque dejamos al marido (o su equivalente) medio botado porque estamos trabajando u ocupadas con los hijos. Además tenemos que tener la casa bonita, nosotras ser flacas y regias, y andar felices.

No cacho si seré bicho raro o que, pero me carga sentirme con cargo de conciencia porque la sociedad me pinta la maternidad de cierta manera, y yo de chica tengo un concepto que hasta me esclaviza a mi misma.

Porque no es obligación tener hijos. Creo que es mucho mejor ser sincera y decir que te cargan los cabros juliaos, que no estai ni ahi con engordar y hacerte cargo de otra persona, que ser una madre como las gueas, porque así criai puros hijos con cuarquier tranca.

En fin, me vivo cuestionando esto de ser madre en Chilito, donde tener sentimientos encontrados no es bueno y todos se hacen los giles. Porque yo amo a mi hija de una manera que jamás esperé amar a nadie, pero por otro lado también me dan ganas de mandarme a cambiar, sentarme en una terraza a tomar una cerveza, reirme de puras gueas. Pero luego la miro, me llora o me sonríe (depende de su ánimo, si igual es persona) y me acuerdo de cuanto la amo. Y sigo pa' delante nomás.

Yao los vemos.