viernes, marzo 27, 2009

Crónicas Chuchetas LXXXIV: Que sea feliz.


La pulenta que no me importa lo que mi hija haga profesionalmente con su futuro. Si quiere ser jurbolista, escritora, fotógrafa, música, médico, ingeniera, peluquera, entre miles de otros, no es mi problema.

Puede que muchos de ustedes que ya son madres o padres me encuentren media agilá o soñadora, pero tengo mis razones.

Ocurre que tengo la creencia que la vida de mi hija no es de mi propiedad. Nosotros la engendramos con puro amor y hartas ganas, ahora la llevo conmigo y mientras me duele la espalda, meo a cada rato, me siento como globo con pelo largo, ella crece y me avisa con pequeños golpes que está conmigo. Luego nacerá y desde ese momento la cuidaremos y nos preocuparemos que estudie, que aprenda buenos modales, escuchará la misma música que nosotros hasta que comience con la adolescencia y nos encuentre unos viejos de mierda, salga del colegio y a medida que todo esto ocurra iremos cachando si le gusta la música cómo para dedicarse a ella, o si prefiere las matemáticas a leer, o que le encanta sacar fotos o quizás que cosas más. Ya será adulta, o casi. Y durante todo ese tiempo, la estaré preparando para ser un ser humano, porque algún día se irá de mi lado, dejará su pieza, nuestra casa, para hacer su vida. ¿Y qué chucha tengo yo que andar metiéndome en lo que ella quiera hacer de su vida? ¿Acaso tendré el derecho de decirle: hija, con tu padre nos sacamos la cresta para que fueras una gran ingeniera civil, no una pobre actriz???

No poh, no lo tengo ni lo tendré. Será su vida. Y ella decidirá. Claro que todas sus decisiones se basarán en lo que verá en nosotros como padres y como personas, mal les pese a algunos que, por más que renieguen de sus padres o madres (gente con historias pencas de la niñez que tiene familia disfuncional, por ejemplo), somos lo que somos por nuestros padres.

Lo único que quiero para mi hija es que sea feliz, claro que no de un día para otro como las princesas de cuentos. Seguro tendré que verla con pena, media perdida, angustiada, todo lo que forma parte de la felicidad, del crecimiento penca pero es lo único que nos sirve. Y aunque quiera que su dolor sea mío, tendré que verla llorar con angustia, enseñarle a pararse y sonreír, a ser agradecida de la vida, y así encontrará la felicidad, aunque sea milica que sería la única guea que la pulenta no quiero que sea.


Yao los vemos.
(Les dejo el link de mi otro blog, en el que subo las historias de esta lola cada lunes. Si comentan la raja, porque así cacho como va la mano).

jueves, marzo 26, 2009

Crónicas Chuchetas LXXXIII: Puta que me costó.


Aunque volvimos de las vacas el miércoles, igual el lunes vine apestá a la pega, lo que fue empeorando con el paso de los días, menos hoy que amanecí un resto mejor, pero quizás me pasa porque es jueves.

La cosa es que ahora sí que tengo la media guata y la silla donde estoy sentada me quedó entera chica, aunque la cambiamos por una grande de la sala de reuniones, aunque no es 100% cómoda. Los vestidos que uso para trabajar me quedan buenos todavía, sólo que la parte de adelante se me levanta por la guata, pero pasan piola. Y también me da más hambre, sin contar que voy 764 veces al baño por día, que tengo las pechugas gigantes y que me duele la espalda.

Soy reclamona por naturaleza, ahora viene la parte pulenta: en la última visita al dostor, nos dijo que existía un 98% de posibilidades que es mujer. Por supuesto el Gato está doblemente feliz y se aguanta siempre las lágrimas cada vez que la vemos en la pantalla, con la mano al lado de su cabecita o pateando como loca. Seguro será reclamona como yo y su tía y su abuela materna, mi mamá pa’ los pocos avispaos.

La gueá rara pero yo estaba segura que sería hombre, pura tincá nomás. Hasta le teníamos nombre y todo. La cosa es que la antes de irme de vacas mi mamá me vio la guata y me dijo: capaz que sea chancleta. Y en Panguipulli (donde juimos a pasear) el dueño de una panadería y cafetería entero guena onda (íbamos siempre a comer cosas ricas) me dijo que era guata de niñita, que una vez en el doctor me iba a acordar de él.

Así que seré madre de una niña, que tiene nombre que no les diré porque hay gente entera sapa que me lee de pura copucha y no les daré el gusto de saber el nombre de mi hija para que se queden con el doble de copucha y pica, lero lero gueones sapos y malas ondas.

También la he sentido moverse, poquito y tengo que estar concentrada. La primera vez me puse a llorar, cosa que no es rara porque lloro por todo. En serio. Puedo estar viendo un programa entero malo pero si cuentan una historia cebolla, yo lloro. Siempre he sido sensible, pero ahora la cagó.

Y ahora que sé que es mujer, no me cuesta imaginármela. La veo en mis brazos, o en los brazos del Gato, que no la dejará en paz a la pobre y que a medida que crezca se aprovechará de su padre, como yo lo hice con el mío.

A la nutrióloga tengo que ir en estos días. Según la gente en general, no me veo cerda, sino que pura guata. Pero otra cosa es la pesa. Y de hecho me metí por raja todo lo nutricional en las vacaciones. Bueno, ni tanto. Pero no es lo mismo que estar en la pega y seguir una rutina de comidas que estar en el sur donde se puede comer a destajo salmón, arándanos, quequitos, chocolates y harta lechita.

Aparte de Panguipulli, fuimos a Valdivia. El Gato lo conocía sólo por pega, así es que dimos una vuelta por los ríos, Corral y Mancera, muy bonito, con un sol espectacular y comidita rica. Obvio que fuimos al restaurante camino a Niebla de la Kunstmann, claro que como no puedo tomar, sólo alorosé los vasos del Gato. Y así lo hago con las cosas que no puedo comer: puro aloroso. Pero no me importa, sólo estoy preocupada que mi hija nazca guatona, hambrienta y llorona.

Me tengo que poner al día con los que amablemente me leen y postean. Porque me carga la gente que no comenta los otros blogs, ni que fueran tan pulentos para no poder devolver unas pocas líneas. Me carga esa actitud de grandes egos que tienen algunos, que puro les gusta tener visitas pero no comentan a nadie. Y escriben puras gueas la mayoría.

Eso sería por ahora. Ando entera pajera aún y me cuesta estar en la pega, más que antes. Y me carga este cambio de hora, esa idea que una duerme una hora más es pura mentira. Ojalá en este país hagan un estudio decente alguna vez para cachar si realmente se “ahorra” con el cambio de hora. Por mientras son puras gueas nomás.

Yao los vemos.




viernes, marzo 06, 2009

Crónicas Chuchetas LXXXII: Comprándome ropa con guata.


Todavía uso la misma talla de tolonpas, pero con guata. Porque ya me salió la típica panza de embarazada, y como mi cuerpo cambia día a día, me jui de choping.


Primero fui a un centro comercial donde está una tienda que vende pura ropa pa preñás como yo. Tienen harta blusita ñoña, vestidos idem y uno que otro pantalón salvable. Me compré uno negro pa la pega, piola.


Después me jui al Apumanque, donde hay tres tiendas con ropa para una: no me gustó nada. Quizás porque aún no llegaba la ropa de invierno y tenían la nada misma, pero encontré puras gueas feas.


Luego a Patronato. Como hoy ¡al fin! nos vamos de vacaciones (lero, lero), pensaba comprarme unos tolonpas abrigados, o algo así. Encontré también tres tiendas: en una venden poleras entretes (con "onda", como quien dijera), en la otra puras gueas horrendas y de pésimo corte, y en la tercera me gustó mucho y me compré jeans (lo más raro de todo que yo ni uso, pero estos son recómodos), otra polera y una chaqueta, onda pa las tardes.

Igual es cuático el cuerpo como cambia. Y rápido, sin que una se de cuenta. Cambian las pechugas (sin contar que se agrandan caleta), la guata crece día a día, las poleras que usaba en enero ya no me quedan, entre otros. Lo gueno es que ya no tengo los apestosos malestares del principio y hasta tengo más energía, claro que si estoy mucho de pie, onda cocinando, termino muerta.
Lo otro que aprovecho ahora son los estacionamientos de embarazadas y las cajas idem. Porque la pulenta que una se cansa esperando una cola de un montón de giles con cara de apestados, después caminar a la chucha donde quedó el auto.
También siento que la gente, en general, me respeta un poco más, o respeta a mi hijo en mi guata. Aunque muchas veces las mismas mujeres (lo que me parece raro porque muchas saben lo que es estar embarazada) no me dan el asiento o no respetan el paso de cebra que aquí en la calle cuica de mi pega sí se respeta.
La cosa es que ahora ando con guata y con algunas pilchas nuevas, lo que me hace sentir muy especial, feliz y llena de amor.
Y como las hormonas hacen estragos en una, me arrepentí con lo de Buenos Aires. Asi es que nos vamos en nuestro propio tocomocho, a Panguipulli. Lero lero de nuevo, a todos los que llegaron histéricos de vacas, yo estaré puro paseando y bañándome en termas.
Yao los vemos.
(Mi otro blog sigue eso sí, dejé todo programado)



miércoles, marzo 04, 2009

Crónicas Chuchetas LXXXI: Hoy cumplo 36 años.

Igual el día empezó na' que er que los demás: como siempre sacamos el auto, y a la cuadra el Gato se da cuenta que una rueda está pinchada. Nos devolvimos a la jato y tuvimos que caminar, pero por suerte agarramos casi altiro un taxi.

Me estaba acordando de mis cumpleaños cuando era broca, donde tengo los mejores recuerdos. En el fondo era casi lo mismo que hacíamos todos los días, con la diferencia que todos los amigos llegaban arreglados y con regalos. Teníamos un piscina chica, esas de riñón, y me acuerdo que me puse a correr mientras un perrito (siempre tuvimos mascota) perseguía una serpentina que yo llevaba en la mano, mirando todo el rato para atrás, y caí como saco de papa a la piscina vacía. Después recuerdo que estaba fuera. De seguro después seguí corriendo y comiendo, a mis 8 rucios y guatones años.

Harto tiempo ha pasado y hartos cumples también. Tengo uno en la lista de los top ten de los asquerosos, parece que cuando cumplí 32. Pero esa historia es pasada y pisada, y recuerdo el de 33 cuando con mis socitas carreteamos hasta que nos echaron, y al otro día, pasando la caña en el Parque Forestal, vimos el incendio del horroroso Diego Portales, y como las chanchas no se bañaron como decían en la tele, tuvieron una reacción alérgica que yo no, porque obvio me duché.

Ahora todo es diferente, porque tengo 4 meses de embarazo, porque tengo una relación de pareja que me hace muy muy feliz, tengo una familia más grande que antes (contando la mía y la del Gato), salú, dinero y harto amor, que es lo que más me importa.

Toy cachando que a los 40 seré madre de dos críos chicos. Jamás lo pensé. Pero no podría haber sido de otra manera.

Yao los vemos




(Para los lectores de mi nuevo blog y que no cachan que onda, les cuento que acá pueden leer el principio y acá pueden leer la continuación de este principio, lo que finalmente junté en un puro cuento más largo y que jue por el que recibí la mención honrosa del concurso Teresa Hamel).