jueves, mayo 28, 2009

Crónicas Chuchetas CI: 100% mamá.


Es rara esta sensación, pero desde hace un tiempo atrás me siento 100% mamá. Ni mujer, ni lectora, ni escritora que se jura, ni sepsy, ni coqueta, nada de nada. Sólo mamá.

Pa' empezar, como sólo lo que le hace bien a mi hijita hermosa. A veces me voy al chancho y como una que otra cosa chatarra, pero si tengo hambre o ansias como harta fruta, leche chocolatada light o barras de cereal. Y esto porque sé que si engordo mucho me puede dar cualquier enfermedad que le haga mal a mi niña, y eso ni cagando. No me cuesta nada hacer un pequeño esfuerzo estos meses.

Lotro es con la ropa. Tengo apenas cinco tolonpas (pantalones pa' los no vivos) más algunos chalecos talla L, y eso sería. Y no me complica tener poca ropa, porque obvio es de embarazada y es hasta agosto nomás. Pero esa parte guena pa la ropa la tengo congelada. Tampoco era taaaan trapera, pero no es lo mesmo. Contando que la ropa interior de ahora es entera fea pero útil. O sea, cero sepsy: 100% mamá.

Mi cabeza también está en otra parte. No pesco mucho a nadie, lo que supongo debe ser porque aún no salgo con prenatal y me canso harto ahora, me duele la espalda y necesito estar tranquila. Sumésmole que he tenido harta pega (la semana pasada fue de locos) y el finde descanso nomás. Estoy contando las semanas para estar al fin tranquila en mi casa y no tener que aguantar a ningún gueón más de la pega, y poder estar tranquilita al fin.

Es rara esta sensación, de tener todo congelado en la vida y sólo concentrada en esperar a que nazca la Debbie. No me importa nada más, la estamos esperando con ganas, total ya tuve harto de mi misma y de carretear y de andar puro gueviando y gastarme las moneas en puras gueas. Ahora es otro tiempo, otras las prioridades, es más amor, y mejor vida.

Yao los vemos.

martes, mayo 26, 2009

Crónicas Chuchetas C: Las mamás solteras.


Me he puesto insoportable a veces con el embarazo. Cosa de preguntarle a mi pobre Gato. Quizás por eso no salgo mucho tampoco; prefiero la tranquilidad de mi hogar y la paciencia de mi hombrón.

Por ejemplo, si tengo un mal día en la pega (las cosas que antes me empelotaban ahora me hacen llorar, y harto) llego directo a la cama y el Gato me lleva la once a la cama. Después le pregunto a cada cinco segundos a que hora se va a acostar (porque puede estar maestreando, tocando quena o bajando música o regando o viendo a Jacinto y Pulgoso) y me responde cada vez que en cinco minutos más. Me tiene que poner los calcetines, abrocharme las zapatillas o las botas, según sea el caso. Me reta si tengo ganas de comer chocolate y me trae una barra de cereal. Me trae la silla para que me siente si estoy hablando por teléfono de pie o si estoy cocinando, para que no me canse. Abre y cierra la puerta de dónde guardamos el auto. Recoge las hojas del patio. Espera que yo dé mi opinión respecto a las cosas que le compraremos a la Debbie. En la cama me apoyo en él para descansar la espalda, mientras la chancha chica patea el doble si escucha a su padre.

Quizás me encuentren muy regalona. A mucha honra. Pero a lo que voy es lo duro que debe ser estar embarazada y sola. Sin pareja, me refiero. Y tampoco hablo de esos maridos como el poto. Pa’ que le aguantan.

Lotra vez, pa la ecografía 4D, había una escolar embarazada. Andaba con dos amigas más. Yo las miraba, entera pendejas, las tres peinadas iguales, mirando minos, escuchando música. Pero una de ellas estaba embarazada. Y sola.

Si una embarazada sola tiene ganas que la regaloneen, que le hagan cariño, que la mimen, ¿a quién se lo pide? ¿Quién la ayuda a contenerse, quién le da fuerzas? Porque yo tengo el apoyo 100% del Gato, y la Debbie también: él es su padre desde ahora, y sé que la ama como yo desde el primer momento que supimos del embarazo.

Por eso mi admiración va para todas esas mujeres que aperran solas, que sacan a sus niños adelante, con un gueón como el forro al que tienen que demandar porque no cachan que traer gente al mundo es la media responsabilidad, porque a pesar de todo ellas son mujeres felices y sus hijos son grandes personas.

Sé que soy muy afortunada, porque ahora tengo lo que en esos momentos de oscuridad y asquerosidad total jamás pensé tener.

Yao los vemos.

(En la foto el Gato con Jacinto y Pulgoso).

miércoles, mayo 20, 2009

Crónicas Chuchetas XCIX: Ando en otra.

A veces, cuando estoy media adolorida de la espalda o tengo ganas de caminar tranquila pensando, me voy a buscar al Gato y al auto después de la pega. Me demoro como 20 minutos piolita.

Y casi siempre sapeo esos grupos de amigos que están sentados en las terrazas, riéndose a todo chancho, fumando y tomando cerveza. Me imagino (sobre todo los viernes) que se están preparando para el carrete de más tarde. O que ya empezaron.

Alguna vez también hice lo mesmo. Y harto. Quizás por eso no lo extraño, porque si alguien carreteó jui yo.

Entonces pienso en lo distinta que estoy ahora, por el embarazo y por la maternidad que ya se viene. Porque me gusta estar en mi casita con el Gato, mientras él maestrea y yo reclamo o cocino o leo. (Tengo pa' rato con 2666).

Es que una no puede andar saliendo pa' cualquier parte cuando teni que hacer pichí cada 5 minutos, tomi o no tomi líquido. Y yo que me mando como tres litros al día, menos.

Independiente de las tantas incomodidades que trae la media guata que tengo (y que cada día crece más y más) no me dan ganas de salir a carretear. Ni ahí. Si alguien me invita a un asado mientras están todos alrededor del fuego y los demás chupando y fumando, no me dan ganas. Prefiero un almuerzo entretenido, bien conversado con gente guena onda. Y ni tanto tampoco. Porque también me he puesto con tolerancia cero como dice el Gato (le contó a su abuelita y le dijo que tuviera paciencia nomás porque a ella le pasaba lo mismo). Hay días que amanezco mal genio, claro que escucho música que me gusta y se pasa arturo, después le cuento al Gato, pero en general me irritan las cosas en forma inmediata y necesito andar en paz, necesito la tranquilidad de mi hogar y de mis cosas.


Estoy como en un período medio introspectivo, parece. Hoy le compramos la cunita a la Debbie, andamos sapeando coches, viendo los presupuestos de las clínicas, conversando quien la va a mal enseñar más, ordenando la casa para que cuando ella esté no se llene de arañas ni entre el frío ni mucho calor, entre otras cosas. De esto se trata mi vida ahora y por un buen tiempo más también, y es lo que nosotros queríamos y es lo que llena mi vida ahora y no cacho cómo esperé tanto tiempo para ser mamá.

Por eso yo cacho que ando en otra.

Yao los vemos.

lunes, mayo 18, 2009

Crónicas Chuchetas XCVIII: Otra angustia agilá.

Ya no tengo esos sustos de pasarme rollos con la Debbie. Le hago caso a mi intuición y obvio, a mi cuerpo. Me siento súper bien físicamente y hago de todo, claro que camino más lento y me cuesta ponerme los calcetines o sacarme las botas. Cocino harto sentada también. Es extraña esta sensación, pero creo que me sentiré más rara que la cresta cuando mi niña hermosa haya nacido. Me siento hasta linda y me gusta mi cuerpo redondo, aparte que no hay rollos con qué ponerse porque mi clóset es entero enano.

Lo que me pasa ahora (si sé que soy enrollá, por siaca) es que me angustio si el Gato no me contesta el teléfono cuando sale solo, lo que ocurre casi nunca. Pero me angustio más que la cresta y me paso rollos que se murió y esa onda, aunque trate de evitarlos y pensar en otras cosas. Hasta me cuesta escribirlo.

Ayer, por ejemplo. Como buen maestro chasquilla, partió a comprar herramientas en la mañana mientras yo me duchaba y terminaba el almuerzo. Antes de ducharme lo llamé para avisarle (tenemos varias costumbres de este tipo) que si me llamaba iba a estar bajo el agua. La cosa es que me salió el buzón de voz. Pensé que estaba en el estacionamiento subterráneo y que no tenía señal. Esperé tres minutos y lo volví a llamar. Buzón gueón de nuevo. Como comencé a sentir esa sensación rara apestosa, me duché con calma. Termino y mi Gato me llama diciéndome que viene en camino. Me vuelve el alma al cuerpo y me pongo a llorar.

Lo de ayer me ha pasado otras veces, como cuando me viene a buscar y no me contesta porque tiene el teléfono en silencio (y se demora lo mismo de siempre) y cuando llega tranquilo le digo que le ponga volumen a su teléfono mientras lloro de pura angustia agilá, lo sé.

Lo que pasa es que una no se da cuenta lo sensible que anda con el embarazo, porque, como escribí al principio, una se acostumbra, entonces no cacha hasta que punto ya no se es la misma de antes. El viernes me fui a comprar la horrorosa ropa interior y había tanto taco, tanta bulla, tanta gente histérica, que me dolió la cabeza y dormí re mal, como que me estresé.

Cosas que me pasan nomás. Y eso que antes era entera pará en la hilacha e independiente.

Yao los vemos.


domingo, mayo 17, 2009

Crónicas Chuchetas XCVII: La Feria.


Lotro día estaba cachando un reportaje en las noticias sobre la crisis y que la gente ahora va más a la feria porque es más barato y la cuestión.

Personalmente, no soy nada (cocinariamente hablando) si no voy a la feria. Soy seca para las frutas, el Gato para las verduras, y con el embarazo como más todavía (me lleno la guata para así no comer gueas chanchas y no engordar, y me ha resultado).

Antes, cuando vivíamos en el barrio Yungay, cero atao. Teníamos una feria casi al lado del depto. y nuestros caseros. (En la foto de la izquierda pueden ver al Gato con el casero seco pa la talla, el Ángel. Y la foto de la derecha es la casa de un perro que llegó al barrio en ese invierno bien helado, que hasta nevó, y le hicieron esta casa los vecinos).

Pero ahora que vivimos en nuestra mansión en el barrio arto, la feria ha sido nuestro problema. Busqué y busqué hasta que encontré una relativamente cerca de la casa. Es harto más carozi y no hay esa cosa de saludar y preguntar por la familia, cómo sí lo hacemos con los caseros del barrio Yungay.

Entonces si un finde tenemos muchas gueas que hacer, vamos el sábado a la feria cerca de la mansión. Pero si andamos de ánimo nos pegamos el pique a nuestro ex barrio, a esa feria entrete donde saludamos a los caseros de las papas, de las aceitunas (la señora siempre me aconseja del embarazo), al Ángel y sus tallas, vemos a los otros caseros bailar porque traen su tonta radio y nos cagamos de la risa, y esos días que amanezco con dolor de cabeza o media triste (por las hormonas del embarazo que hacen estragos en mí) allá como que me mejoro de todo, me río y me vengo bien contenta y llena de puras frutas y verduras guenas.

Incluso cuando nazca la Debbie demás la vamos a llevar un día domingo a comprar, para que todos la conozcan y de niña se acostumbre al ambiente de gueveo que a su padre y a su madre les encanta.

Yao los vemos.

viernes, mayo 15, 2009

Crónicas Chuchetas XCVI: Mi Gato.


Creo que nunca he hablado de mi Gato en mi blog; lo he nombrado harto eso sí. Obvio que no se llama Gato, si no que es megafanático de ellos. Si vamos por la calle y yo le hago cariño a todos los perros, él le hace cariño a todos los gatos que ve. Tarea que no es sencilla, porque hay que llamarlos, esperar que los perlas se acerquen a una, y después acariciarlos si es que se dejan. Pero siempre le resulta, tiene como un imán.

Además que tiene una personalidad parecida: entero enojón y camorrero (como el gato que ilustra este post) e independiente para hacer las cosas. También maulla y ronronea.

A Jacinto y Pulgoso (nuestros hijos gatos, guatones y regalones) les tiene una paciencia única. Porque yo lo único que hago es malenseñarlos, me maullan para que les abra la puerta, para que se las cierre, para que se las vuelva a abrir, y lo hago las mil veces que me las piden. Les hago cariño como sólo a ellos les gusta y los trato con cuidado. Mi gato no les aguanta todo lo que yo sí, pero disfruta mucho con ellos, aunque los reta y yo después les hago cariño.

Lo bueno es que el Gato tuvo a don Pancho, su abuelo (los que me leen de haaaacee tiempo se deben acordar cuando se murió) que le enseñó un montón de cosas, entre otras a no ser flojo ni machista. Por eso en mi casa se hace aseo a la par, aunque el Gato es entero maestro chasquilla y hasta él mismo solito le hizo una casa a Jacinto y Pulgoso y también hará una cuestión pa' poner todas las plantas que tenemos (es fanático de las plantas) porque aparte le encanta maestrear.

Ahora si me preguntan el porqué lo amo podría dar un montón de respuestas, pero creo que la única que vale es porque sí nomás y que tanto. En realidad lo amo por todas las cosas que es y hasta con sus rabietas, con su mal genio, con lo obsesivo que es, con lo buen padre que estoy segura que será (si no lo demando nomás y cagó), y por un sinfín de cuestiones más que me hacen vivir tranquila y esperar este futuro tan lleno de amor más tranquila aún, porque sé que con el Gato hemos iniciado nuestra familia, y que más puedo pedir, si ya tengo mucho más de lo que alguna vez creí que podría tener.

Yao los vemos.

miércoles, mayo 13, 2009

Crónicas Chuchetas XCV: Lo que me pasaba al principio.


Cuando recién quedé embarazada y andaba con todos esos síntomas asquerosos (que ahora por suerte me le pasaron) me cuestioné la vida entera. Entera gila, me bajó el susto en un montón de custiones.

En enero anduve reangustiada por todo lo nuevo que se venía. Insisto, no tenía nada que ver con mi hija (yo juraba que era hijo). De hecho me carga esa imagen de la maternidad que todas andamos felices, porque una como mujer tiene todo el derecho a cuestionarse mil cosas sin sentirse mala madre, porque la vida de una cambiará para siempre y sin vuelta atrás.

Entonces yo me cuestionaba cómo iba a ser mi vida (díganme nomás fatalita) si yo me separaba del Gato y me quedaba sola con mi hija, por ejemplo. Que si antes yo hacía mi maleta y me iba a cualquier lugar sin importarme nada, que si me aburro en una pega renuncio y al rato encuentro otra, que si me iba a alcanzar la plata para tener a mi hija en un buen colegio el día de mañana… suma y sigue, entera angustiá por este tipo de custiones.

Lo que pasa es que una al principio sabe que está embarazada pero como no te le nota ni sientes a tu hija patear ni teni guata es raro. Pa’ que hablar de la gente agilá que te dice que teni poquito cuando le contestai que teni 3 meses de preñez, cosa que ya hablé en otro post y seré muchas gueas pero latera repetitiva no.

Sin embargo, ahora que estoy hecha una redondela y que mi hija crece y me queda cada vez menos para que nazca, todas esas angustias gueonas me dan lo mismo y hasta tengo respuesta: ahora tengo más fuerza y más razones para luchar y hacer las mismas cosas. De hecho me pregunto cómo pude esperar todo este tiempo para vivir esto tan maravilloso que es la maternidad (tengo la respuesta en todo caso, y la respuesta es mi Gato, obvio) y porqué no le hice caso antes cuando me decía que teníamos que ser padres.

Mi hija me da fuerzas para enfrentar la vida como nunca lo pensé. Según el Gato soy una mujer aperrada y que siempre tira pa rriba, pero ahora con la Debbie lo soy mil veces más.

Yao los vemos.

Muchisísimas gracias de nuevo por todos los comentarios con pura guena vibra.

lunes, mayo 11, 2009

Crónicas Chuchetas XCIV: Soy muy feliz.

Llegamos hace poquito del doctor con el Gato. Antes pasamos a comer porque salimos los dos felices de la consulta. La verdad que las emociones al ver a mi hija hermosa no las puedo poner en letras, la verdad que no.

El doctor nos dijo que da lo mismo cuanto mide ahora; lo que le importa es el peso y la anatomía: está descartado desde ya el labio leporino y crece en forma normal. Lo gueno es que yo tampoco subí de peso, aunque por la foto van a cachar arturo que embarazada flaca no soy. Pueden decirme que me veo guatona, me da lo mismo. Lo único que me importa es que mi hija esté feliz. Hasta el doctor se sorprendió porque bostezó!!!! Y está pesando cerca de los 800 gramos y mide, en promedio, 32 centímetros. Asi es que parece que será grandota. También tenemos la orden de la ecografía 3D, que tenemos que cachar adonde hacerla porque parece que es terrible de carozi.

El Gato me dice que siempre va nervioso a control, aunque esta vez menos porque me ve tranquila. Lo que pasa es que, de alguna manera que no puedo explicar, sé que está todo bien. Lo intuyo y por eso me acuesto tranquila en la camilla mientras el doctor me llena la guata de gel y comenzamos a ver por partes a nuestra niña. Antes, cuando era chiquita, la veíamos de una vez, ahora el doctor nos hace como adivinanzas y nos pregunta qué estamos viendo, si son sus manitos, sus piernas, la carita, también le escuchamos el corazón que late como caballo galopando. Me dan ganas de ponerme a llorar de pura alegría, y apenas salimos comenzamos a llamar a toda la familia para contarle como nuestra hijita hermosa está creciendo.

En fin, quería plasmar esta gran alegría y amor que siento ahora, que los tengo fresquitos. No me equivoco si digo que con el Gato somos muy muy felices, que la vida nos sonríe a pesar de todo y que no me imagino mi vida sin mi niña hermosa.
La foto me la tomó el Gato este fomingo, día de la mamá. El vestido todavía me cabe, por suerte. Es pa' que cachen la media guata que tengo, y lo redondela que estoy.
Gracias a todos por las guenas vibras.
Yao los vemos.

Crónicas Chucheta XCIII: Mi día de la mamá.

Cuando mi papá estaba vivo nos decía que no estaba ni ahí con las fiestas del día del papá, que con tal que le hiciéramos el desayuno él se quedaba feliz. Y cuando era su cumple tampoco pedía regalos ni nada. Puta que era bacán eso, sin el estrés de pensar qué regalar cuando todas sabemos que regalar a los hombres es refome, a menos que le guste la música harto o sean enfermos de traperos.

Mi mamá, por otro lado, te decía lo que quería de regalo. Onda: dile al papi (así le decía a mi papá) que quiero esos zapatos y esa cartera de tal tienda. Y mi papá, que siempre la mega mal enseñó, aparte de comprarle lo que ella quería, salíamos a almorzar ajuera. Con los años la única costumbre familiar que queda es de almorzar ajuera, aunque según mi punto de vista es lo peor que una puede hacer porque los restaurantes están champas de gente y muchos "acortan" el menú y los garzones están enteros apanaos. Un asco.

Por mi parte, recibí dos regalos: el que me hizo el Gato en nombre de nuestra hija, y una tarjeta hermosa escrita por mi sobrina mostra. Como no soy trapera ni me gustan las joyas ni los perfumes (pero sí los libros que son recaros en Chilito por la chachu) no creo ser tan difícil de regalar; de hecho prefiero un regalo piola pero que se note que está pensado para mí.

Mi sobrina mostra me escribió en la tarjeta que dice que ella sabe que puede contar conmigo siempre, y que me ama mucho y que a su prima también, y que está feliz con mi embarazo. Tiene 11 años, plena preadolescencia. Y puta que nos reímos cuando conversamos, me alegra mucho el día.

Prefiero la postura de mi papá en estos días, de todas maneras. Y así lo haré con la Debbie y con sus hermanos, espero. Que me hagan el desayuno, que me regalen un dibujo, una plantita, que su papá cocine un asado pulento ese día y que yo no ni meta las manos al agua en el lavaplatos. ¿Qué más podré pedir para sentirme plena y satisfecha? Estoy segura que nada más.

Estoy esperando mi próximo día de la mamá, cuando mi hija esté en mis brazos, guatona y llorona. De hecho el sábado en la tarde pensaba en cómo me ha cambiado la vida con el embarazo, pensar que ahora sí que sí tendré una hija, que ahora está en mi guata, pateando y creciendo calientita... como que no lo creía. Fue un pensamiento bien raro, como tratando de aterrizar este día a día embarazada. Mi vida nunca más volverá a ser lo que fue. Y mi hija me da cada día más ganas de luchar por ella. Hay que vivirlo para entenderlo; no queda otra.

Yao los vemos.

miércoles, mayo 06, 2009

Crónicas Chucheta XCII: Varios del embarazo.


Sorry a los que les latean mis post sobre mi embarazo, pero los escribo porque estoy segura que a más de alguna o: les sirven, les traen buenos recuerdos, o pueden copuchar a gusto. Y a mi me servirá para recordar una vez que tenga a mi hermosa hija en brazos, y mis preocupaciones sean otras.

Para empezar, la vida desde ya nos ha cambiado. Antes siempre andábamos peluseando por las calles, tomándonos un shop, echando el pelo como quien dijera. Eso se acabó. Uno, porque los giles fuman tanto que aunque tenga ganas de bailar nica entro a un lugar donde antes de estar embarazada ya salía con molestias por el humo; y dos porque ando más lenta, con sueño y con cero ganas de carretear como antes. Y no me da lata, porque mi cabeza está preocupada de mi hija y del Gato, no de otros gueones.

Tampoco tengo mucha paciencia que digamos. Bueno ya, antes tampoco. Pero ahora me he puesto megacara de raja. La verdad es que tengo ganas de estar tranquila, que nadie me guevee con preguntas gueonas ni nada que se le parezca. Los únicos ataos y gente agilá que aguanto es la de pega, y es por pura obligación. Y ahora que me queda cada día menos, menos aguanto los ataos de la pega. Si igual tengo días estresantes, que me agotan el doble.

También tengo pequeños dolores en el cuerpo. Si no me siento derecha, me duele la espalda. Sumémosle los dolores a la pelvis y a las caderas cuando duermo muy cargada a un lado (o es el izquierdo o el derecho, no hay más posiciones para dormir); que, a veces, cuando hablo mucho, como que me falta el aire. Sé que he engordado un resto más, pero todavía me quedan guenos los pantalones de mi talla (que tienen guata) que me compre en marzo, y hace poco me compré otros maternales de mi talla, porque la idea es que crezca la guata y no una. Esto último es para las que tienen más fuerza de voluntad que la chucha, porque lo que es yo, igual soy tentada.

Lo que más me dan ganas de comer es chocolate, como nunca antes en mi vida. Por eso tomo leche chocolatada light, Cola Cao light, barras de cereal con chocolate, y suma y sigue. Trato de no comprarme chocolates cerdos, por eso me tomo un vaso de leche light extra calcio más el Cola Cao light o el Ecco de chocolate. Es una lucha constante y agotadora esto de ser tan cerda pa’ la comía, porque una vez que nazca la Debbie bajaré a lo más 4 kilos y eso que dando pecho se baja de peso es pura mentira, estas dos últimas cosas me las dijo la nutrióloga.

Ejercicio la verdad es que no hago nada. Tampoco paso echá en mi casa, así es que sedentaria no soy, porque de chica me inculcaron que junto la flojera está la mugre y eso nadie me lo saca de la cabeza. A mi favor puedo decir que fui a averiguar a las piscinas cerca de mi casa y todas tenían horarios de vieja que no trabaja, onda a las 11 de la mañana clases. Me dio rabia (gracias por pensar en las que sí trabajamos) y no me metí a ninguna cagá de piscina. Ahora tengo una trotadora 100% bacán en mi casa, que falta hacerle unos pocos arreglos (que el Gato le hará este finde) y ya estaré lista pa caminar y cuando salga con pre natal me voy de una a esas clases con horario para gente que no trabaja en la piscina.

Y a pesar de todo, soy muy feliz de ser madre. Cuando la siento patear, me siento más feliz todavía. La otra noche le estaba leyendo un cuento (“La Hormiguita Cantora y el Duende Melodía”, que ya se nos acabó pero le tengo otra chorrera más para leerle) y me dio la media patada, cosa rara porque siempre se queda tranquilita cuando le leo. Me dio mucho gusto. También me gusta mirarme en el espejo la guata gigante que tengo, y tener la certeza que mi niña crece y en unas pocas semanas estará conmigo me hace feliz de una manera que entienden unos pocos nomás, los que ya son padres.

En suma, soy muy feliz como nunca lo imaginé.
Yao los vemos.