lunes, mayo 31, 2010

Crónicas Chuchetas CLXXVII: Para reflexionar.

Cuento De Facundo Cabral:

Dios tomó forma de mendigo y bajó al pueblo, buscó la casa del zapatero y le dijo: Hermano, soy muy pobre, no tengo una sola moneda en la bolsa y éstas son mis únicas sandalias, están rotas, si tu me haces el favor. El zapatero le dijo, estoy cansado de que todos vengan a pedir y nadie a dar. El Señor le dijo, yo puedo darte lo que tú necesitas. El zapatero desconfiado viendo un mendigo le preguntó. ¿Tú podrías darme el millón de dólares que necesito para ser feliz? El Señor le dijo: yo puedo darte diez veces más que eso, pero a cambio de algo. El zapatero preguntó ¿ a cambió de qué? A cambio de tus piernas. El zapatero respondió para qué quiero diez millones de dólares si no puedo caminar. Entonces el Señor le dijo, bueno, puedo darte cien millones de dólares a cambio de tus brazos. El zapatero respondió ¿para qué quiero yo cien millones de dólares si ni siquiera puedo comer solo? Entonces el Señor le dijo, bueno, puedo darte mil millones de dólares a cambio de tus ojos. El zapatero pensó poco ¿para qué quiero mil millones de dólares si no voy a poder ver a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos? Entonces el Señor le dijo: ¡ Ah, hermano! Qué fortuna tienes y no te das cuenta.

Anthony de Mello

El hijo mayor:

Estaba Dios un día paseando por el cielo cuando, para su sorpresa, se encontró con que todo el mundo se hallaba allí. Ni una sola alma había sido enviada al infierno. Esto le inquietó, porque ¿acaso no tenía obligación para consigo mismo de ser justo? Además, ¿para qué había sido creado el infierno, si no se iba a usar?De modo que dijo al ángel Gabriel: — «Reúne a todo el mundo ante mi trono y léeles los Diez Mandamientos».Todo el mundo acudió y leyó Gabriel el primer mandamiento. Entonces dijo Dios: — «Todo el que haya pecado contra este mandamiento deberá trasladarse al infierno inmediatamente». Algunas personas se separaron de la multitud y se fueron llenas de tristeza al infierno.Lo mismo se hizo con el segundo mandamiento, con el tercero, el cuarto, el quinto... Para entonces, la población del cielo había decrecido considerablemente. Tras ser leído el sexto mandamiento, todo el mundo se fue al infierno, a excepción de un solo individuo gordo, viejo y calvo. Le miró Dios y dijo a Gabriel: — «¿Es ésta la única persona que ha quedado en el cielo?».— «Sí», respondió Gabriel.— «¡Vaya!», dijo Dios, «se ha quedado bastante solo, ¿no es verdad? Anda y di a todos que vuelvan».Cuando el gordo, viejo y calvo individuo oyó que todos iban a ser perdonados, se indignó y gritó a Dios: — «¡Eso es injusto! ¿Por qué no me lo dijiste antes?».



Joneyed y el barbero:

El santo Joneyed acudió a La Meca vestido de mendigo. Estando allí, vio cómo un barbero afeitaba a un hombre rico. Al pedirle al barbero que le afeitara a él, el barbero dejó inmediatamente al hombre rico y se puso a afeitar a Joneyed. Y al acabar no quiso cobrarle. En realidad, lo que hizo fue dar además a Joneyed una limosna.Joneyed quedó tan impresionado que decidió dar al barbero todas las limosnas que pudiera recoger aquel día.Sucedió que un acaudalado peregrino se acercó a Joneyed y le entregó una bolsa de oro. Joneyed se fue aquella tarde a la barbería y ofreció el oró al barbero.Pero el barbero le gritó: «¿Qué clase de santo eres? ¿No te da vergüenza pretender pagar un servicio hecho con amor?».A veces se oye decir a la gente: «Señor, he hecho mucho por Ti. ¿Qué recompensa me vas a dar?».


Mejor dormir que murmurar:

Sa'di de Shiraz relata esta historia acerca de sí mismo: Cuando yo era niño, era un muchacho piadoso, ferviente en la oración y en las devociones. Una noche estaba yo velando con mi padre, mientras sostenía el Corán en mis rodillas. Todos los que se hallaban en el recinto comenzaron a adormilarse y no tardaron en quedar profundamente dormidos. De modo que le dije a mi padre: — «Ni uno solo de esos dormilones es capaz de abrir sus ojos o alzar su cabeza para decir sus oraciones. Diría uno que están todos muertos»Y mi padre me replicó: — «Mi querido hijo, preferiría que también tú estuvieras dormido como ellos, en lugar de murmurar».La conciencia de la propia virtud es un riesgo muy propio de quien se embarca en la oración y en la piedad.


Diógenes:

Estaba el filósofo Diógenes cenando lentejas cuando le vio el filósofo Aristipo, que vivía confortablemente a base de adular al rey.Y le dijo Aristipo:
— «Si aprendieras a ser sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas».
A lo que replicó Diógenes: — «Si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que adular al rey».

sábado, mayo 29, 2010

Crónicas Chuchetas CLXXVI: De pelo largo y gueno pal rock.




Hubo un tiempo en que iba tupido y parejo a la Batuta. Uno, porque me gustaba la música que tocaban, y dos, porque siempre me han gustado los minos con pinta de rockeros, pelo largo, aros y como rudos, por decirlo de alguna manera.


Siempre que iba a bailar iba a eso nomás: a bailar all night long. Na de conversar ni tomarme un copete. Nada más frustrante para mí que un gil que no bailara. Pa' conversar está la plaza, decía yo.


Lo peor de esas salidas eran los jotes. Puta que son apestosos. No faltaba el típico: ¿eris modelo? o: te parecí a una actriz, la xxxx. De hecho después caché una técnica para el jote barsa: no dejar ningún espacio donde me sentaba a tomarme un pulento shop. Porque si me sentaba onda al final de esos asientos largos, no faltaba el brea que preguntaba ¿me puedo sentar? cuando ya lo estaba. Y eso que yo les decía que NO en su cara y con cara de no.


Pensarán que me creía la raja o puta que era simpática. Lo que pasa es hubo una época en que no quería andar con ningún gil, entonces iba a bailar, tomarme un shop y listo. No le tiraba los cagaos a nadie, no ponía cara de coqueta, ninguna de esas gueas que hacemos las minas y que los hombres juran que es casual.
Y así, en esa volá, lo conocí a él.
Los jotes que me caían bien eran los "sencillos", por usar un adjetivo, pa que se entienda la idea. Esos locos que se sabían del montón (como cuando te dicen que describai a alguien y una dice: como un metro setenta, moreno, de pelo castaño oscuro... chorromil chilenos), pero son simpáticos y guena onda. Y gracias a este tipo de jote, lo conocí a él.
Pa' hacer el cuento corto: el jote "sencillo" era primo de este mijito rico, que nombraré Martín. Personalmente lo encontraba mino, aunque he pensado que quizás si lo viera ahora no me gustaría. En fin, el Martín en cuestión tenía el pelo largo, guen body, delgado y era bastante culto. Algo así lo recuerdo. Lo malo era que se había separado hacía como un año, tenía una hija de alrededor de 7 y no lo había superado para nada. Cosa que ahora cacho.
Claro, porque el Martín se había casado para siempre, había construído la casa en que vivía su ex señora y su hija con sus propias manos, y trabajaba y carreteaba nomás. Y era terrible de fanático de Rush. Pero fanático fanático. Resumiendo pal que no cacha: pelo largo, guen body, rockero... mi mino ideal.
Salíamos harto con el Martín, a comer, a carretear, yo me quedaba en su jato (vivía solo), conversábamos... pero de vez en cuando nomás. Igual yo estaba enrollá en esa época, típico gueas que tenemos las minas de repente, que pensamos que onda, que la cacha de la espada... que agote. A veces yo lo llamaba, otras él, pero como que ninguno decía: ya, tamos saliendo, es puro gueveo, seremos pololos, nada de nada.
Hasta que un día me apestó esta guea de sí y no y nosequequiero, que lo llamé. Nos juntamos a tomarnos algo por el barrio Lastarria, cuando era piola y poco conocido. Y dentro de mi agilamiento e inseguridades le dije que cuál era la idea.
Craso error, obviamente. Me dijo que él no quería pololear con nadie, que... respuesta típica de hombre. Lo pasábamos bien, y eso era lo único a lo que yo podía aspirar. Eso le entendí. Entonces, me corrí. Sin ataos, no lo llamé más y él tampoco a mí.
Pasaron los meses y yo estaba saliendo más en serio con otro loco, cuando suena mi teléfono y leo "Martín". Me llamaba para invitarme al cine. Me dio como risa, porque es la típica invitá (o era) piola, como para conocerse. Como empezar de cero, supongo. Entonces le conté que estaba saliendo con un loco, que se veía serio y que gracias. Ah, estai pololeando, me acuerdo que me dijo. Y eso jue todo.
Puta, sorry por lo aburrida. Se supone que contar esta anécdota sería más entrete pero la chanchi no me deja mucho tiempo, y escribo un párrafo y tengo que verla y otro párrafo y llora y así...
Estaba pensado que si ustedes (amables lestores si quieren nomás) me hacen preguntas y yo las respondo será más fácil. Pregunten la gueá que quieran, no hay censura. (Vamos a ver si aparece algún troll).
Yao los vemos, lo juro que menos latera.

martes, mayo 18, 2010

Crónicas Chuchetas CLXXV: Salir con agilaos.

Primero tengo que aclarar lo siguiente: una es la agilá que sale con agilaos. Claro que muchas veces una no sabe que el lolo en cuestión es así, pero las veces que una lo intuye (por la voz o las gueas que hace), mejor quedarse callaita.

Es que estuve recordando el top one de los agilaos con los que salí. No sabía que era taan agilao eso sí. Lo encontraba su resto póser cuando le escuchaba la voz (puta, no recuerdo taaanto detalle de cómo nos pusimos de acuerdo para salir, quizás fue por msn), pero nada más.

Nos encontramos en un bar de moda en Bellavista. Yo venía de la pega, es decir, andaba un resto formal vestida. Me parece que llegué un resto antes, porque venía con hambre y me pedí un sambi y una pirsen. (Trato de recordar esos detalles gueones pero no pasa na con mi memoria). Lo que sí me acuerdo es que a este agilao lo encontraba mino: alto, moreno, guen cuero. Algo así. Hasta ahí, visualmente, todo bien. Si lo malo fue cuando llegó fumando pipa y con cara de pensamiento eterno. Ya me dio lata el gueón. Nos pusimos a hablar de poesía y andaba con un libro de Bertoni, al que yo he leído poco y además soy Nerudiana (mirada de desdén del guea) y lo único que no quiero conversar en una cita con un mijito rico es de poesía para cachar cuál de los dos es más intelectual: si él con su pinta de francés al peo o yo con mi ropa formal de pega.

Al poco rato nos fuimos, porque no teníamos NADA en común. Además que me apesté rapidito y quería puro irme a la cama sola, un gueón póser no me calienta ni una gota. En el camino nos encontramos con unos amigos de él enteros guena onda, y me tomé otro shop con ellos. Al agilao no lo pesqué más (él tampoco a mí) y me puse a conversar con un loco gay, con el que me cagué de la risa y valió la pena esa noche.

También me acordé de la vez que yo fui la agilá prejuiciosa: estaba estudiando inglés en un instituto curtural bien conocido y de pronto llega un compañero bien mino. (La verdad es que los 37 años me pesan, porque no me acuerdo como se llamaba el loco ni como era, sólo recuerdo que lo encontraba mino). La cosa es que este lolo trabajaba en una empresa de teléfonos entera conocida y más usureros que la cresta con sus clientes (una vez pa los vivos), detalle no menor porque andaba con ropa típica de pega -pantalón de gabardina, esa onda- y encima usaba de esas chaquetillas sin mangas llenas de bolsillos, como de esos viejos que se suben a los postes a arreglar las líneas de teléfono y los bolsillos los tienen llenos de herramientas. Gueno, yo no lo miré mucho porque pensaba que era de esos técnicos que hablan mal y son medio ignorantes... ya, si sé que es malo y prejuiciosa, pero ya no soy así con la gente. Aprendí. Ta demás que lo digan o piensen.

Igual yo lo miraba harto porque me gustaba, pero así nomás. Y él también me miraba. Había una flacucha entera fea que le tiraba los cagaos cara de raja, pero él no la agarraba. El tiempo pasó, el curso se terminó y ese día nos juimos de carrete, con la chiva de celebrar el fin de las clases. El mijito rico en cuestión preguntó quien se iba con él en su auto, la típica pa que una diga "yo", porque me quedó mirando. Acá viene la parte de mi agilación máxima y mi prejuicio entero gueón, porque tenía EL auto. Chaaaa, el loco parece que no era na técnico de postes. Nos fuimos varios con él (me senté de copiloto porque él lo quiso) y la flacucha arrastrá iba atrás, no entendió el mensaje.

Nos juimos a bailar y aproveché de contarle lo que yo pensaba que él hacía. Se cagó de la risa, me contó lo que realmente hacía (tenía un buen puesto) y pinchamos -como diría mi mamá- un tiempo. Y se lo quité en sus ojos a la flaca!!!

Paré que me anduve alargando su resto. Si es así, gracias por el que leyó hasta acá.

Y si alguien quiere saber alguna historia mía, dígame nomás. La escribiré cuando tenga tiempo eso sí, porque con mi chancha es casi imposible tener vida propia.

Yao los vemos.

martes, mayo 11, 2010

Crónicas Chuchetas CLXXIV: Como cambia la vida con una hija.

Antes de que naciera la chancha, los findes no teníamos horario para nada con el Gato. Recuerdo una vez que llovía a todo chancho, un sábado, en que nos levantamos sólo para ir a almorzar comida china y nos devolvimos a estar en camita. O que almorzábamos tipo 4 de la tarde, dormíamos siesta, nos levantábamos cerca de las 10 de la noche, salíamos a carretear, y el fomingo puro flojeábamos.

Si usted, lector o lectora sin hijos, se pregunta cómo es la cosa de verdad - y si vale la pena- le cuento que sí, que vale la pena. Y harto.

Por ejemplo a esta hora yo estaba en la pega, trabajando, escribiendo, esperando que llegaran las 6 y media para salir. Nos juntábamos con el Gato (trabajábamos relativamente cerca) y a veces nos íbamos pa la casa altiro, otras a tomarnos un shop por ahí, entre otras cosas que hacíamos. ¿Ahora que estoy haciendo? Aprovecho de escribir mientras mi hermosa hija de 9 meses duerme siesta, y preparando sus comidita porque a las 7 cena.

Y los findes ahora son pura visita familiar, donde yo descanso eso sí, porque el Tata no me la pasa más y mi mamá igual. Claro que andamos con muda de ropa (por si se hace caca hasta la espalda), pañales, la cena, sus cucharas, baberos, el chal pa taparla y subirnos rajá al auto cuando hace ofri. Y una vez en la casa, mientras yo acuesto a la chanchi, el Gato baja las chorromil cuestiones del auto y se viene a acostar con nosotras (si llegamos tarde no la baño nica, obvio).

No me pinto las uñas tampoco, las ando trayendo ultra cortas, no tengo tiempo para depilarme (lo hago una vez a las quinientas, si tampoco soy tan pelúa), uso zapatillas, no uso aros, con cuea me hecho un resto de colonia y sería. Me acordé que tengo unos vestidos la raja para el invierno, pero mientras siga dando pecho, no los podré usar por lo incómodos.

Así cambia la vida poh. Pero es la raja ser mamá, y sobretodo, compartirlo con el Gato. Porque mi hombrón la baña, la muda, le da la comida, le canta y juegan. Na de machismos gueones en esta casa.

Gracias a todas las embarazadas y mamás que me han escrito, me alegro más que la chachu que mi humirde blog les haya servido como desahogo, más que sea.

Yao los vemos.

lunes, mayo 10, 2010

Crónicas Chuchetas CLXXIII: Mis plácidos días.

Se preguntarán (suponiendo que lo hagan) que rechucha hago ahora que renuncié a mi pega y me quedé en la casa en forma definitiva, porque nadie me contratará como secretaria hasta que mi chanchita tenga unos dos años, por lo menos. Súmenle que tenemos menos plata, porque si bien mi sueldo no era taaaan pulento (aunque yo encuentro que ganaba bastante bien y tenía beneficios la raja), igual se notan las moneas menos.



La verdad es que me levanto tarde, porque mi chanchi se despierta cerca de las 10 de la mañana. Y obvio, me aprovecho. Si despierto antes, me quedo calladita a su lado. A las 12 almuerza, por lo que si salgo, debo hacerlo después de las 12 y media, aproximadamente. Aprendí algo reútil para mí: le hice horarios. Almuerza a las 12, cerca de la 1 y media duerme siesta (así yo almuerzo tranquila y veo la teleserie "India" sin problemas), vuelve a dormir cerca de las 6 de la tarde, cena a las 7 y cerca de las 9 de la noche (si hace frio es más temprano) el baño y a la cama.



Les puede sonar entero fome, pero así es mi vida ahora. En recontra resumen, porque entremedio cocino, entretengo a la chancha, el Gato me llama, hablo con mi mamá, me meto a internet, salgo a dar una vuelta con el coche, voy al supermercado... y otra chorrera de cosas más.



Es que cuando acepté que esta es mi vida por ahora, como que me tranquilicé. Porque obvio que no es para siempre, si mi chanchi cada día crece y hace cosas nuevas. Y si hubiese vuelto a la pega, demás que me da la media depresión. También tiene sus costos, porque mi chanchi pasa todo el día conmigo pegá y paonde voy, parto con ella. Es decir, no tengo mucha vida propia, de hecho ahora estoy escribiendo tranquila porque ella duerme. Me duele la espalda porque ya pesa 9 kilos. Me doy duchas cortas y sólo el finde, cuando está el Gato, me meto al agua y me olvido de todo.



Sé que es por mientras mi chanchi crece. Y sé que soy una privilegiada por poder criarla yo mesma. O malcriarla, como quieran.



Sipoh, así paso mis días: criando, tranquila, a veces un resto chata y cansada, buscando esos pocos momentos a solas con el Gato. Pero tuve tanto de mi misma y guevié caleta que cierro los ojos, recuerdo los momentos guenos que tuve (carretes, viajes, hombres, desamores) y me doy por satisfecha.



Así con la vida poh. Ni más ni menos.



Yao los vemos.

martes, mayo 04, 2010

Crónicas Chuchetas CLXXII: Ser mamá es cabrón.

Leyendo hoy la revista Paula online (aprovechando la siesta de la chanchi) me encontré con este reportaje, que vuelve a hablar de las malas madres, tema que se comentó caleta cuando salió hace como tres semanas.

Vamos por parte: no me vengan con cuentos de los sobrinos o de los ahijados o hermanos chicos. No es lo mesmo que tener un hijo propio las 24 horas del día. Si no cacha, no opine hasta que tenga su propia guaguita.

Leí el reportaje y me sentí bastante aliviada. Porque igual lucho con no ser mala madre. Porque "otra cosa es con guitarra" como dice el dicho.

Me acuerdo cuando estaba embarazada y me metía a foros, como para encontrar un poco de empatía. ¿Cómo tan agilá, pensarán ustedes, si su hija es programa? Sipoh, así de agilá. De hecho, el ginecólogo me mandó a terapia, por mi historia familiar y de mi padre. Pero eso es otra cosa. Gueno, a lo que iba. Si yo escribía en esos foros que tenía sentimientos encontrados, que me daba susto no ser una sola que ahora otra persona dependería de mi y yo que soy (gueno, era) de llegar y mandarme a cambiar y miedos y preguntas de ese tipo, me respondían que era normal, que le dijera a mi marido que me hiciera cariño, que todo pasaría. Hasta que me aburrí y escribí todo aquí, los que me leen de antes cachan.

Y ahora que pasa. Que estoy las 24 horas del día con la chanchi (lo de la pega ni ahí, porque no me perdí una gran carrera ni nada), que no tengo tiempo ni para ir a depilarme, que almuerzo apurada, que a las 12 y a las 7 van sus comidas, después su baño y después hacerla dormir, que la última vez que se enfermó me enfermé yo también (continuo enferma), que uso pura ropa cómoda, no aros, no tacos, no carteras bonitas. En resumen: cero tiempo para mi.

Claro que fue mi opción. Y harto viejita, porque la tuve a los 36 años. Y ahora que dejé la pega latera que tenía, me tengo que meter por la raja los proyectos personales porque no tengo tiempo. Porque como no somos millonarios, no tengo nana 7/24, ni enfermera ni nada parecido.

Y por otro lado amo a mi hija y me hace feliz, y mi vida no sería sin ella, ni cagando. Y por el otro lado tengo ganas de no cuidarla por una tarde más que sea, ir a la peluquería, tomarme una cerveza (que no puedo porque estoy dando pecho), mirar a la gente pasar, conversar, reírme. Tener un resto de vida, más que sea.

Sipoh, ser mamá es recabrón. Por eso merecemos más que un día todo cagao.

Así con la vida.

Yao los vemos.