miércoles, agosto 20, 2008

Crónicas Chuchetas XLIII: Como si fuera otra persona, segunda parte.

Lo que más me duele doctor es que no me dejó explicarle nada. Se puso de pie y me dijo que era un estúpido al creer que yo había cambiado, que seguía siendo una mujer vacía que lo único que hago es pensar en mí y en la plata. Cuando yo trataba de acercarme a su lado, me empujaba gritándome que me fuera. Peor fue cuando le dije que no me pensaba ir hasta que me escuchara: me agarró del brazo y me abrió la puerta. “Ándate” y me dio un portazo. Jamás lo había visto así.

Imagínese como quedé. Me fui eso sí, porque mucho lo puedo amar pero dignidad tengo, ni loca me quedaba sentada en la puerta llorándole. Si mal que mal igual tiene razón, sólo en el sentido que me gusta la buena vida. Igual no entiendo para qué hace tanta alharaca, si él me conoció tal cual como soy ahora. ¿Se acuerda como lo conocí? No importa, otro día le cuento. Ahora vengo por otra cosa.

En todo caso aproveché que andaba de valiente por la vida y le dije esa misma noche a Francisco que no quería tener hijos. O por lo menos no todavía. Y como es tan bueno, me dijo que iba a esperar que me dieran ganas de ser madre.

En enero nos fuimos de vacaciones ¿Sabe doctor? Fueron las vacaciones más tristes de toda mi vida. Parece que me dio depre o algo así, porque no me levantaba hasta bien tarde, y me iba a la terraza al atardecer, tomando vodka tónica. La casa pasaba llena de gente, entre la familia de Francisco y amigos y los primos y los niños, que asados, brindis, jugando cartas. Estuve tentada varias veces de llamar a Juan Antonio para irme con él, pero sé que él es muy orgulloso; jamás me aceptaría de vuelta. Pero miraba la casa hermosa en que estaba pasando las vacaciones, mi jeep, el departamento donde vivimos, y no había caso, sabía que el amor se acabaría tarde o temprano. Igual Francisco se preocupó porque según él tomaba mucho, que no me levantaba, que tenía la mirada extraña. Le dije que estaba de vacaciones y que la idea es hacer lo que uno quiere, que no me molestara. ¿Y sabe cómo se me mejoró el ánimo? Un día vinieron unos amigos del trabajo de Francisco, unos gringos viejos harto lateros. Mientras yo me tomaba mi vodka tónica en silencio (me ponía a mirar el mar y me acordaba de los días que pasamos con Juan Antonio en Horcón) se me acercó una mujer bien regia pero vestida con pésimo gusto, harto leopardo y oro y el pelo platinado (contaban las malas lenguas que había sido la nana del gringo antes de casarse con él) y me dijo: ¿Penas de amor? Por supuesto no la tomé en cuenta y continúo: mira, tu marido vale harta plata. Harta. El amor va y viene, la plata no. Le sonreí y le dije que estaba equivocada, que sólo estaba mirando el mar. Pero me hizo pensar. Es que la rota tiene razón: mi marido vale harta plata. Al otro día volví a ser la mujer que a Francisco le gustaba: íbamos a la playa, almorzaba con los amigos de siempre (lateros como siempre), caminábamos de la mano en las tardes, aunque por dentro estaba muy triste y extrañaba mucho a Juan Antonio.

(Esta es la "continuación", porque igual se pueden leer por separado, de este otro cuento).

11 comentarios :

Daniel. Te invito a visitar http://eldeportero.wordpress.com dijo...

Y la protagonista prefirió la plata al amor?. No se, creo que a veces hay que mandar el bolsillo y las apariencias a la punta del cerro y seguir lo que uno cree que es mejor.
Espero la próxima parte.
Saludos

Lluvia dijo...

amor o dinero, dilema de muchos! sabes tengo una prima que el esposo tiene mucho...MUCHO..dinero, pero no cambiaría ni un solo día de mis días por los de ella.
El dinero no asegura la FELICIDAD, aunque ayuda como se dice a veces! :) pero no da felicdad al fin.

Sempre un placer leerte :)

Saludos!

escorpiona dijo...

Hay un dicho que dice "No te cases con tonta(o) por la moneda, que la moneda pasa y la/el tonta(o) queda"

Saludos sita, va buena la historia

Chau

Insisto... dijo...

Eso de: La rota tiene razón… me causó sonrisas.
La típica disyuntiva de la arribista.
Yo me considero una interesada y mi ogro lo sabe, pero la diferencia lo hace el estar unido con amor, si no, seriamos muy desgraciadas.


Saludines!!

Unknown dijo...

Sería terrible tener que compartir la vida con un weón sólo por la plata. Osea, no me imagino tragándome todas sus mierdas sólo porque me da la vida que yo, con mi humiRde sueldo, no me puedo permitir. Tá claro, es una cuhtión valórica, pero está lleeeeno el mundo de minas (y unos pocos hombres, pa que negarlo) que se manejan en las turbias aguas del interés.
Cachai que entre eso y andar puteando... no veo mayor diferencia (salvo por la ausencia del "carné de sanedá" jaja). Qué lata saber que gente cercana a uno ha caído en mayor o menor grado en eso... talvez no tan caricaturezco, pero un poco sí.
Besos mi Xuxetita... siempre un gusto posar mis azules por sus letras.

Solo_Dalia dijo...

Me gustó el relato, aunque no creo que pudiera tomar la misma decisión...

Saludos!!

Anónimo dijo...

A mi el cuento me pareció re entretenido y creo que esa era la idea.

Ahora la protagonista es bidimencional y sólo le da para enrrollarse con lo de la plata.

La vida es harto más cuática y uno se tira a la piscina cuando el amor y/o el deseo es más fuerte... y prefieres mantener posición cuando simplemente no te mueve mucho...
o no?

Saludos,
Laura

propenso dijo...

Todo el rato el amor. no, mentira, la Plata. Ah no sé. Mejor me escondo debajo de un sillon y espero que todo mejore.
Chau

Anónimo dijo...

nooo!!

Anónimo dijo...

nnoooo!!

Anónimo dijo...

mooo